El virus de la gripe aviar ya llegó a la Antartida

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19/04/2024 - 08:47
Ejemplar de ave skua junto a pingüinos papúa en la Antártida

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Un equipo científico internacional ha identificado que el virus de la gripe aviar se ha extendido a la Península Antártica, concretamente al norte del mar de Weddell, lo que podría suponer una amenaza para la conservación de la fauna salvaje.

Investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) liderados por el virólogo Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), con la coordinación del Comité Polar Español y el apoyo de la Agencia Española de Investigación, instalaron un laboratorio de diagnóstico molecular en la base antártica española Gabriel de Castilla.

El pasado 24 de febrero confirmaron la presencia del virus de la gripe aviar de alta patogenicidad (HPAI) H5N1 en restos de ‘skuas’ muertas, un tipo de ave emparentada con las gaviotas, halladas en la base antártica argentina Primavera.

Tras el hallazgo, el pasado 13 de marzo se puso en marcha una expedición internacional a bordo del velero Australis (HPAI Australis Expedition) y el equipo observó que, hasta ahora, las aves ‘skuas’ han sido las especies más gravemente afectadas y que los altos niveles de mortalidad detectados muestran que podría tener consecuencias a largo plazo para su conservación regional.

El virus que causa la gripe aviar ha ido evolucionando hasta afectar a más partes de la fauna salvaje

El virus HPAI H5N1 que causa la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral, pero recientemente se ha adaptado para propagarse mejor entre la fauna salvaje.

Desde 2020, su propagación sin precedentes ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo.

Tras su llegada a Suramérica a finales de 2022, su extensión a la Antártida estaba prevista para los siguientes años y, finalmente, se ha confirmado en febrero de 2024.

La llegada de la gripe aviar al continente austral ha despertado la preocupación sobre sus efectos en las poblaciones de fauna salvaje en la Antártida, puesto que muchas especies ya están clasificadas entre amenazadas y en peligro crítico.

“Por ello, poner en marcha herramientas de vigilancia que son factibles en un contexto antártico podrían ayudar a monitorizar el impacto del virus HPAI en los próximos años”, señala Meagan Dewar, líder de la expedición.

La expedición partió para investigar la región de la Península Antártica y el norte del mar de Weddell. Una vez in situ, el equipo realizó un examen preliminar de individuos enfermos o de mortalidad inusual entre la fauna. A continuación, recogió muestras para analizar el virus.

"Contar con un laboratorio especializado a bordo del velero ha sido clave para la expedición, ya que ha permitido al equipo usar métodos avanzados para detectar rápidamente el virus HPAI que causa la gripe aviar y secuenciar su genoma", señala Begoña Aguado, del CSIC.

Este análisis a bordo, que no se había realizado hasta ahora, representa un avance logístico notable para la vigilancia del virus HPAI en la región antártica, ya que la confirmación es rápida y no depende del envío de muestras a instalaciones de análisis lejanas.

Un laboratorio a bordo del velero ha sido crucial para conseguir los hallazgos

Durante la expedición, el equipo examinó 10 áreas densas en fauna localizadas entre las islas Shetland del Sur, el norte del mar de Weddell y las islas Danger.

La presencia del virus HPAI fue confirmada por múltiples pruebas de laboratorio, el virus fue identificado en restos de ‘skuas’ en cuatro puntos de desembarco (Bahía Esperanza, isla Devil, isla Paulet e isla Beak) y se detectó en numerosos tipos de muestra, incluyendo el cerebro, lo que sugiere un neurotropismo de la infección del virus HPAI en esta especie.

Así mismo, en otra isla del mismo archipiélago (Isla Heroína), en la que hay una gran colonia de pingüinos de Adelia, se observó una mortalidad masiva de estos animales, con más de 500 cadáveres en el lugar investigado.

Esto sugiere que puede haber ocurrido un evento de mortalidad anormal en el que varios miles de pingüinos habrían perecido. Aunque el equipo sospecha que el evento puede haber sido causado por el virus de la gripe aviar HPAI, la presencia del virus no ha sido confirmada por PCR.

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