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Los proyectos de sostenibilidad avanzan en todos los sectores para combatir el cambio climático, sobre todo dentro de las fronteras de la Unión Europea. Sin embargo, dentro de la unión quedaba una tarea pendiente, todo lo referente a la 'moda rápida' y el coste medioambiental que supone este tipo de industria textil. Ahora la Comisión Europea pretende trabajar para implementar normativas que exijan un mayor compromiso con el medio ambiente por parte de los fabricantes.
La 'moda rápida' es quizá una de las más contaminantes dentro de la industrial textil, es especialmente conocida por su producción incansable de nuevas colecciones que lanzan al mercado y que se quedan obsoletas muy pronto, de ahí lo de 'rápida'. Además de estar ligada a precios muy bajos que favorecen su consumo, y por tanto, también su producción. Esto genera un exceso en el consumo de materias primas y la generación de residuos.
Dos toques de atención para la industria textil
La Comisión Europea ha lanzado dos toques importantes a la industria textil recientemente. La primera de ellas ha ido especialmente dirigida a las empresas que se dedican a la 'moda rápida', planteando una serie de restricciones presentadas en la nueva Estrategia sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares, a la que ya se ha dado luz verde y que pretende que para 2023 "la moda rápida debería estar pasada de moda".
Esta estrategia, según fuentes de la Comisión, está especialmente diseñada "para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables a fin de luchar contra la moda rápida, la basura textil y la destrucción de los productos textiles no vendidos”. El argumento principal para implementar estas restricciones se basa en el consumo de los europeos de productos de la industria textil, los cuales se sitúan en el cuarto puesto con mayor impacto medioambiental.
Amparados bajo esta nueva estrategia se introducirán nuevos requisitos para la fabricación de las prendas que se vendan dentro de la UE. Por ejemplo, la industria textil deberá utilizar un porcentaje mínimo de fibras recicladas para la fabricación de nueva ropa, se prohibirá la destrucción de los productos no vendidos, habrán controles más exhaustivos en la producción sostenible y se pretende implementar un pasaporte digital para las prendas.
Los precios bajos en el punto de mira
Así mismo, la Comisión Europea a abierto una investigación a escala comunitaria por un posible delito contra la libre competencia, por el pacto en la fijación de precios dentro de la industria textil. De momento no se ha dado muchos detalles sobre el número o identidad de las empresas que se encuentran bajo investigación, sin embargo, sí se comunicó que se habían llegado a hacer redadas sin previo aviso “en las instalaciones de empresas activas en la industria de la moda en varios Estados miembros. En paralelo, la Comisión ha enviado solicitudes formales de información a varias empresas del sector”.
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