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La asociación sevillana Apudes lleva más de cuarenta años en sus actuaciones a favor de las personas con discapacidad intelectual. El trabajo de todo su equipo ha convertido a la organización en una auténtica referencia en toda Andalucía por ser pionera a la hora de luchar por la integración, visibilidad y normalización de la discapacidad.
Comenzar desde cero
Esta modesta asociación sin ánimo de lucro, dio sus primeros pasos en 1972, consiguiendo en 1977 el Mostachón de Oro por su magnífica labor partiendo directamente desde cero, en un momento histórico en el que la discapacidad intelectual se convertía en un asunto que la sociedad quería guardar debajo de la alfombra.
En la actualidad Apudes tiene tres sedes en Utrera; un centro de día donde permanecen las personas que tienen mayor grado de afectación en sus diferentes discapacidades hasta el punto de que en muchos casos tienen la movilidad reducida, un centro ocupacional donde se llevan a cabo numerosos talleres y actividades; así como un centro escolar de educación especial.
Colegio de educación especial
Precisamente en materia de instalaciones, la asociación daba recientemente un paso de gigante, ya que el colegio de educación especial «Maruja de Quinta», ubicado tradicionalmente en la plaza de Gibaxa, se trasladaba a la guardería de Campoverde. Un colegio en el que en la actualidad hay 24 alumnos, donde reciben clases personas con diferentes tipos de discapacidad intelectual hasta los 18 años y que ha cambiado unas instalaciones antiguas y deficitarias por un lugar mucho más adecuado y acorde con los tiempos, gracias al apoyo proporcionado por el Ayuntamiento de Utrera.
A pesar de realizar un trabajo único, la labor de Apudes es quizás bastante desconocida en Utrera, y todo ello a pesar de que a lo largo de las últimas cuatro décadas, los centros de Apudes atienden a personas de Utrera, Los Molares, Montellano, El Coronil, Los Palacios, Maribañez, Guadalema de los Quintero, El Palmar de Troya, Dos Hermanas y Montequinto.
Transporte puerta a puerta
«El transporte puerta a puerta es uno de los valores más importantes de Apudes, algo que siempre hemos entendido que hay que mantener, porque da mucha tranquilidad a las familias», cuenta Raúl Gómez, el director de los centros de día de Apudes, quien dirige un equipo de profesionales de entre 26 y 28 empleados.
El desarrollo de una asociación como Apudes a lo largo de las últimas cuatro décadas, ha coincidido también con importantes cambios y mejoras por parte de la percepción de la sociedad en torno a las personas con discapacidad intelectual. Cuando comenzaron su camino, estaban prácticamente ante un folio en blanco, enfrentándose a un tema en el que estaba todo por hacer.
Las personas con discapacidad son iguales que el resto
«Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero sí es verdad que hemos mejorado de manera notable. Antes en muchos casos se quería esconder a la persona con discapacidad, pero ya en la actualidad poco a poco vamos avanzando hacia otras percepciones, y la mayoría de la gente entiende que las personas con discapacidad son iguales al resto de las personas, no hay que sobreprotegerlos, hay que darles su espacio e intentar que se sientan capaces y útiles», cuenta Raúl Gómez.
En esta línea las actividades que se llevan a cabo en el centro ocupacional de Apudes tratan de demostrarles tanto a la sociedad como a las propias personas con discapacidad, que con trabajo, dedicación y esfuerzo, pueden conseguir cosas impensables.
Talleres
Es lo que ocurre precisamente en el taller de artesanía textil, donde los usuarios del centro son capaces de manejar aparatos muy complicados para elaborar tapices, cojines bordados o atractivas bolsas para llevar el pan. Todos estos productos se elaboran con materiales respetuosos con el medio ambiente y sorprende comprobar en directo la concentración y la alegría con la que todas estas personas se afanan a la hora de cumplir sus diferentes trabajos, bajo la compañía y asesoramiento de los profesionales que trabajan en Apudes y que gestionan estos talleres.
La sociedad camina hacia la inclusión, poniéndose en marcha medidas que antes eran impensables, como por ejemplo cortar la música en las ferias durante un rato para que personas que padecen determinadas enfermedades puedan disfrutar de esta fiesta, o las campañas que se impulsan para acabar con los fuegos artificiales, e incluso trabajos como la película «Campeones», que ayudan a la hora de darle visibilidad a este colectivo.
No caer en los errores del pasado
Es un comienzo, queda mucho trabajo y camino por delante, pero al menos es un comienzo para que la sociedad no vuelva a cometer los errores del pasado, tratando de ignorar y esconder directamente a las personas con discapacidad intelectual.
Y es que estas personas se merecen que la sociedad cambie su percepción hacia ellos, porque como explica el director de los centros de día de Apudes: «Una de las cosas más maravillosas de trabajar con personas con discapacidad intelectual es que como ellos están acostumbrados a que todo el mundo las examine, nunca te juzgan, puedes estar tranquilo, porque nunca te van a juzgar».
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