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El Síndrome de Asperger se ubica dentro de la categoría que diagnostica el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Afecta a la interacción social recíproca y a la comunicación, verbal y no verbal.
Fue en el año 1994 cuando el Síndrome de Asperger se incluyó en la cuarta edición del Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-IV), pero desapareció en la quinta edición para pasar a englobarse dentro de los TEA.
Es un trastorno del neurodesarrollo; el cerebro de la persona con Síndrome de Asperger funciona de manera diferente a la habitual, especialmente en la comunicación e interacción social y en la adaptación flexible a las demandas diarias.
Aunque el Síndrome de Asperger está enmarcado dentro del TEA no debemos confundirlo
Comparte las características nucleares del autismo. La persona con Síndrome de Asperger tiene dificultades en la comunicación social y en la flexibilidad de pensamiento y comportamiento. Sin embargo, su lenguaje es fluido y tiene una capacidad intelectual media e incluso superior a la media de la población.
Es un trastorno muy frecuente, pero es poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales. En las últimas décadas, la prevalencia del conjunto de los Trastornos del Espectro del Autismo se ha incrementado significativamente.
En la actualidad se ha diagnosticado Asperger en 1 de cada 100 nacimientos, lo que cifra en más de 450.000 el número de personas en España, según Autismo Europa, 2012. Diversos estudios han demostrado que el Síndrome de Asperger tiene mayor incidencia en niños que en niñas.
Características de las personas con este tipo de trastorno
Muchos tienen la capacidad de perseverar y atender a actividades rutinarias o que implican la repetición de patrones y cuentan con el conocimiento experto sobre determinados temas o ámbitos de interés, lo que les convierte en personas altamente especializadas, entre otras características.
El mal comportamiento proviene a menudo de la inhabilidad para comunicar sus frustraciones y ansiedades. Necesitan amor, dulzura, cuidado, paciencia y comprensión. De esta forma es cuando realizan y consiguen grandes progresos.
Les resulta difícil reconocer y comprender las reglas sociales “no escritas” por lo que pueden comportarse de manera inadecuada sin darse cuenta.
Para el Síndrome de Asperger es difícil manejarse en situaciones en las que hay que interactuar con muchas personas a la vez, lo que puede parecer que no quiere relacionarse o integrarse en el grupo.
Aunque les cueste expresar sus emociones y pueda parecer que no tienen en cuenta las de los demás pero, en realidad, es que le resulta muy complejo darse cuenta intuitivamente de cuáles son los sentimientos y emociones de otras personas.
Les puede resultar difícil expresar sus propias emociones de una manera convencional por lo que, a veces, puede parecer que reaccionan de manera inadecuada, desproporcionada o “fuera de lugar”.
Pero cada persona es única e individual, y muchas veces son personas sinceras y honestas en sus ideas y planteamientos. Son naturales en sus interacciones sociales y genuinos en las relaciones interpersonales que establecen.
La importancia de tener un diagnóstico temprano
Es importante hacer una adecuada identificación y atención temprana. Tener un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores altamente importantes que ayudan a estas personas a tener un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta.
Con el Síndrome de Asperger es necesario que se asegure el acceso a los apoyos especializados e individualizados que cada persona precise también lo antes posible y a lo largo de su vida.
El TEA no es una enfermedad sino un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a cómo se desarrolla y configura el sistema nervioso de manera prenatal, y al funcionamiento cerebral.
Actualmente no existe ningún tratamiento que lo pueda “prevenir”, “curar” o “revertir”. No obstante, existen sistemas de apoyo e intervenciones que se han mostrado efectivos y que están recomendados en el mundo.
El apoyo ha de tener un carácter psicoeducativo y estar orientado a promover la calidad de vida de la persona y también la de su familia. Se debe luchar por potenciar sus puntos fuertes y por favorecer al máximo sus oportunidades de inclusión y participación en la sociedad.
Este tipo de intervenciones y sistemas de apoyo impactan de manera positiva en el desarrollo personal y en la calidad de vida de la persona.
Por lo que deben facilitarse desde las primeras etapas de su vida y tener continuidad a lo largo de ella, adaptándose en función las situaciones y experiencias personales.
Conocer y apoyar mejor a una persona con Síndrome de Asperger
No se pueden establecer unas reglas fijas sobre cómo relacionarse o interactuar con todas las personas con TEA, puesto que cada una de ellas es diferente con relación a sus intereses, sus preferencias y también en la manera en la que el Asperger impacta en su vida.
- Es imprescindible interesarse por su experiencia y procurar comprenderla, aunque a veces sea muy distinta de lo “convencional”.
- Reflexionar sobre los desafíos sociales de todos los días. Ponernos en su lugar.
- Buscar conocer bien a la persona, sus gustos e intereses, sus puntos fuertes y débiles, y las cosas que son importantes para ella.
- Explicar algunos conceptos que para la mayor parte de las personas son obvios, especialmente aquellos relativos a las relaciones sociales.
- Es preferible que el lenguaje sea directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos. Esto hará que la comunicación sea más sencilla.
- Es fundamental entender que los comportamientos de la persona no son caprichosos o intencionados. Reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.
- Respetar sus rutinas. Podemos apoyar a la persona para flexibilizar esas cosas establecidas, puede ser positivo, siempre que no se imponga únicamente nuestro criterio o manera de ver las cosas.
- Debemos interesarnos por la persona, qué es lo que resulta más importante para su vida y cuál es la mejor manera de apoyarle. Él o ella sabrá explicar cuáles son sus puntos fuertes y débiles y cómo prefiere que se le preste esa ayuda.
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