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Ingolstad (Alemania), 14 mar (EFE).- Audi, filial del Grupo Volkswagen, ha ganado 3.463 millones de euros en 2018, un 0,9 % más, a pesar del impacto negativo de los casi 1.200 millones de euros por la crisis del diésel (dieselgate) y las dificultades que sufrido para adaptarse al nuevo ciclo de emisiones y consumos WLTP.
Audi, que ha presentado este jueves los resultados en su sede de Ingolstad en Alemania, ha informado de que su beneficio operativo antes de extraordinarios ha alcanzado en 2018 los 4.705 millones de euros, un 6,9 % menos.
La facturación de la marca de los cuatro aros en el pasado ejercicio descendió un 0,9 % y ha llegado a los 59.248 millones de euros en un entorno de mercado "difícil".
El resultado de explotación de Audi ha tenido como principal efecto extraordinario negativo los 1.176 millones de euros de la crisis del diésel (frente a los 387 millones de 2017), de los cuales 800 millones han sido destinados a pagar la multa que le impuso la Fiscalía alemana de Múnich y el resto a gastos en medidas técnicas, servicios al cliente y aprovisionamiento para riesgos legales.
Asimismo, la rentabilidad operativa sobre las ventas alcanzó el 6 %, frente al 7,8 % de 2017.
Según la marca, los efectos positivos del tipo de cambio y la optimización de costes no han sido capaces de compensar la caída de las entregas y los altos costes de producción, los cuales reflejan, principalmente, el impacto del WLTP y los mayores cargos por depreciación y amortización debido al "gran volumen" de gastos de capital.
Audi ha destacado que el crecimiento registrado se ha basado en el "éxito" del nuevo modelo Q8 y el aumento del volumen registrado en China, el mayor mercado único de la marca.
El flujo de caja ascendió a 2.141 millones de euros, mientras que el ratio de inversión fue del 5,9 %, en relación con la expansión de su gama y las iniciativas tecnológicas que Audi está llevando a cabo.
Por su parte, la inversión en el pasado ejercicio ha descendido un 10 %, hasta los 3.500 millones de euros.
El nuevo presidente de Audi, Bram Schot, ha explicado, al presentar las cifras, que están "acelerando significativamente el cambio" y que su objetivo es convertir de nuevo a la marca en una compañía "eficiente, ágil y resistente al estrés".
De enero a diciembre, Audi ha vendido 1.812.485 vehículos en todo el mundo, un 3,5 % menos que en el mismo periodo del año anterior.
Especialmente afectadas por la primera etapa de la introducción del WLTP, las entregas cayeron el año pasado en Europa Occidental un 13,9 % (693.330 unidades).
Las ventas también disminuyeron un 1,4 % en EEUU (223.323), un 1,8 % en México y un 12,2 % en Brasil, mientras que China fue la única región en la que la marca logró aumentar las matriculaciones en 2018, un 10,9 %, hasta las 663.049 unidades.
En 2018, también se entregaron 5.750 unidades de Lamborghini, lo que ha supuesto un 50,7 % más, gracias al impulso en las ventas del SUV Urus; y 53.0004 motos de la marca Ducati, un 5,1 % menos, debido a las dificultades del mercado.
Ambas marcas, Ducati y Lamborhini, están incluidas en las cifras de resultados de Audi, ya que forman parte del grupo.
El lanzamiento más importante de la marca en 2018 ha sido el eléctrico Audi e-tron, del que ya ha registrado 20.000 pedidos a nivel global antes de su llegada a los concesionarios.
Su modelo más vendido en 2018 ha sido el A4 (344.586, un 0,9 % más), seguido del A3 (297.897, un 7,5 % menos) y el Q5 (294.905, un 4,6 % más).
Según Audi, 2019 estará dominado por el impulso de la electromovilidad y la previsión que maneja es que su rentabilidad operativa sobre las ventas se sitúe entre el 7 % y el 8,5 %.
Sin embargo, Audi espera que sus entregas crezcan en 2019 de forma moderada, ya que prevé que la transición hacia el nuevo ciclo WLTP, el aumento de los costes y el "enorme desembolso" para el desarrollo de la electromovilidad, sumado a un entorno macroeconómico difícil, aumenten la carga financiera.
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