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El invierno es una época del año que afecta notablemente a la piel, por eso es necesario protegerla de los efectos adversos. Asimismo, la prevención es la mejor manera de combatir cualquier posible desequilibrio. Entre las principales afecciones, se encuentra la urticaria por la exposición al frío. Esta se manifiesta mediante ronchas y normalmente afecta a adultos jóvenes, según expone Mayo Clinic.
Además, Healthy Children señala que entre un 15 % y un 20 % de la población sufrirá urticaria a lo largo de su vida. En este caso, la hidratación puede solventar muchas afecciones cutáneas, pero en el momento en que el problema aumenta es necesario asistir a un dermatólogo.
El frío supone un riesgo para nuestra piel
Las consecuencias que produce el frío en la piel son diversas. La Fundación Piel Sana indica que las temperaturas bajas provocan una reducción de la producción de grasa, de este modo la piel pasa a ser más fina y delicada. La humedad no se procesa e interioriza, por lo que la deshidratación crece. Asimismo, los cambios de temperatura de los sitios cerrados al exterior son un riesgo para la piel.
Otro punto clave son los labios cortados, un aspecto común de esta época y es esencial evitar humedecerlos con la lengua. Esta acción ejerce un efecto contraproducente, ya que empeora la situación de esta parte del cuerpo.
La piel presenta diferentes características cuando se ve afectada por el frío. De hecho, puede llegar a adquirir un aspecto pálido e, incluso, grisáceo. Tres indicadores que alertan de la presencia de la sequedad cutánea son la poca lubricación, la tirantez y la descamación. También puede llegar a haber enrojecimiento y sensibilidad, principalmente en el rostro y las manos. Para evitar que esto ocurra, es esencial cuidar la piel por dentro, con una buena alimentación, y por fuera, con productos cosméticos adecuados.
¿Cuáles son las claves para cuidar la piel durante el invierno?
Las personas conviven cada día con su propia barrera: la piel. El cuidado de esta parte del cuerpo es de vital importancia, por lo que Giuliana Carranza, Profesora del Curso de Cosmética Natural de Deusto Salud, Centro de Formación especializado en Salud y Bienestar, ha decidido recoger las formas más efectivas de cuidarla durante esta época del año donde el frío es el principal protagonista.
Aplicación de cosméticos naturales
Al utilizar productos con componentes naturales, se fomentarán en mayor medida la protección, nutrición e hidratación adecuadas. También existe la opción de cosméticos con ingredientes calmantes dirigidos a aquellas pieles que son sensibles o que están alteradas. Concretamente, los tipos de ingredientes que se pueden encontrar son aceites vegetales, mantecas, ceras, glicerina, ácido hialurónico, urea, ceramidas y vitaminas, entre otros.
Los tres productos necesarios para la rutina
En el día a día, es necesario tener una crema facial, otra de manos y una barra o bálsamo de labios. Tanto la piel del rostro como la de las manos se enfrentan constantemente a agentes externos que las atacan. Incluso en invierno, el rostro debe protegerse con una crema de protección solar. De este modo, la protegerás de los rayos UV a lo largo de todo el año y no únicamente en verano.
En el caso de las manos, la parte opuesta a la palma tiene un tejido muy fino. Efectivamente, el tejido es de esa manera porque casi no contiene glándulas sebáceas, por lo que necesita un mayor cuidado con el frío. Por último, la piel de la zona labial es delicada y los cambios climáticos le afectan directamente. Entonces, la mejor opción para proteger los labios es manteniéndolos hidratados con barras de manteca de cacao, cera de abejas o aceites vegetales.
La exfoliación de la piel
Al exfoliar la piel con partículas suaves que no dañen la piel, se eliminarán las células muertas que se acumulan sobre la misma. Mediante este proceso, la piel tendrá mejor apariencia e incrementará los beneficios de los productos de cosmética aplicados. Igualmente, es esencial recordar que la frecuencia de exfoliación depende de cada zona y del tipo de piel de la persona.
Seguir una dieta saludable
La contribución de nutrientes a través de una alimentación alimentaria que incorpore verduras, hortalizas y frutas generará grandes beneficios, ya que estos alimentos aportan vitaminas, minerales y componentes fitoquímicos muy favorables para la piel. Además de su papel nutritivo, muchos componentes actúan como antioxidantes. En consecuencia, evitan el daño infligido por factores externos como el frío. Asimismo, la ingesta diaria de agua aumenta la hidratación de la piel en todas las estaciones del año.
Realizar ejercicio físico
El deporte produce sudor, por lo tanto, se eliminan con mayor facilidad las toxinas acumuladas en la superficie de la piel. También participa en la renovación de las células y el flujo sanguíneo.
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