Alimentando la esperanza: En busca del fin del hambre en el mundo

El hambre en el mundo es un problema antiguo sin resolver. Aunque persisten 783 millones de personas que sufren hambre, hay una ligera esperanza, ya que el crecimiento de las cifras se ha frenado en 2022, según un informe de la ONU. A pesar de los esfuerzos, todavía no ha sido erradicado, a pesar de los objetivos establecidos en la Agenda 2030. 

El hambre en el mundo: avances y desafíos hacia la erradicación 

El hambre en el mundo es un problema antiguo y aún sin resolver. A pesar de los esfuerzos y los objetivos establecidos en la Agenda 2030, no ha desaparecido. Sin embargo, hay una leve esperanza, según las últimas estadísticas de la ONU. En 2022, se ha frenado el crecimiento del hambre, y hay 45 millones menos de personas que sufren por esta situación. 

Las mejoras no son uniformes en todas las regiones. América Latina y Asia han mostrado progreso, con una disminución del porcentaje de población que pasa hambre. Pero en África, la situación es preocupante, especialmente en la desnutrición aguda severa en niños menores de cinco años. Allí, aún se ven cifras alarmantes de niños desnutridos.  

También se ha observado un aumento de la población que pasa hambre en el sudeste asiático y el Caribe. Es importante seguir trabajando para abordar este desafío global y garantizar el derecho a una alimentación adecuada para todos. 
 

Desafíos en un mundo afectado por pandemia y desigualdades alimentarias 

Los retos son numerosos y complejos. Aunque se ha logrado cierto avance en reducir el hambre, la pandemia de COVID-19 y conflictos como la guerra en Ucrania han afectado negativamente la alimentación mundial. En lugar de acercarse al objetivo de "hambre cero" para 2030, hay 122 millones de personas más que sufren esta consecuencia humana en comparación con antes de la pandemia. 

Además, existe una importante desigualdad en el acceso a dietas saludables. Más de 3.000 millones de personas, es decir, el 42 % de la población mundial, no pueden acceder a una alimentación adecuada debido a su alto costo. Esta situación afecta a países tanto en desarrollo como desarrollados. 

Incluso en países como España, se observa que muchas familias tienen dificultades para acceder a una alimentación saludable y equilibrada, lo que afecta el crecimiento y desarrollo adecuado de los niños. 

Estos desafíos requieren de una acción coordinada a nivel global para abordar la inseguridad alimentaria y garantizar que todas las personas tengan acceso a una alimentación adecuada y nutritiva. 

El largo camino hacia la erradicación de la pobreza y la falta de recursos 

El hambre persiste en el mundo debido a varias razones interconectadas. La mayoría de las personas que la sufren de manera extrema, más del 85 %, residen en países afectados por conflictos y la inseguridad. Actualmente, hay unos 110 conflictos armados activos en todo el mundo, lo que agrava la situación alimentaria. 

Además, perturbaciones económicas causan un aumento en los precios de los alimentos, lo que dificulta el acceso a la comida. Los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, afectan directamente a las cosechas y la producción de alimentos, especialmente en países ya vulnerables por la pobreza y la escasez de alimentos, como es el caso de Etiopía. 

Un factor que atraviesa todas estas problemáticas es la guerra en Ucrania. El conflicto bélico ha contribuido significativamente al aumento de precios de alimentos y ha acelerado la degradación ambiental, agravando las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos. 

Para abordar el tema de manera efectiva, es necesario enfrentar tanto las causas directas como las subyacentes de los conflictos y la inestabilidad, así como trabajar en medidas para mitigar los efectos del cambio climático y promover una economía más inclusiva y equitativa. Solo con un enfoque integral y colaborativo podremos avanzar hacia el objetivo de erradicar el hambre en el mundo.