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Buenos Aires, 31 dic (EFE).- La llegada de Jair Bolsonaro a la Presidencia de Brasil genera incógnitas en Argentina sobre la evolución de la relación comercial y política con su principal socio regional y el futuro del Mercado Común del Sur (Mercosur), bloque del que ambos países son socios.
Expertos consultados por Efe ven como una mala señal que el presidente argentino, el conservador Mauricio Macri, no asista mañana a la investidura de Bolsonaro por estar de vacaciones en el sur de Argentina.
Para el analista Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, que Macri no acuda a la investidura "es un gesto que seguramente va a ser leído de muy mala manera" en Brasil y "un error de política exterior".
"Desde lo político, veo complicada esa relación", apuntó el experto sobre los vínculos que deberán "construir" dos personalidades tan diferentes como las de Macri y Bolsonaro.
El mandatario argentino habló por teléfono con Bolsonaro a mediados de diciembre y agendaron una cita en Brasilia para el 16 de enero.
Según la mirada de los analistas, Bolsonaro seguramente intentará recuperar el liderazgo natural de Brasil como referente regional y que, en parte, ha ostentado en estos últimos tres años Macri.
"Macri debería tratar de desarrollar un vínculo de confianza y racionalidad con Bolsonaro en lo que resulte posible porque sino Argentina va a pagar consecuencias", señaló el analista Jorge Arias, de la consultora Polilat.
Para el experto, el nuevo mandatario brasileño, frente al complejo escenario internacional, deberá adoptar medidas en defensa de los puestos de trabajo, lo cual podría implicar eventualmente restricciones comerciales para Argentina.
Sin embargo, no hay un consenso entre los analistas respecto a este punto.
Para Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, "lo más probable es que haya mucha fluidez en la relación comercial".
"Yo no veo al Gobierno de Bolsonaro con una política de restricción comercial, por lo que el flujo de libre comercio entre los dos países debería estar consolidado y garantizado", señaló Elizondo.
El futuro de los intercambios con Brasil es un asunto central para Argentina, cuya economía debilitada en 2018, necesita recuperar impulso y sumar ingresos por exportaciones.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina, ya que es su mayor mercado de exportaciones y también su primer proveedor, con un déficit comercial que, con sus fluctuaciones, es estructural para Argentina.
Según datos de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios Argentino-Brasileña de Argentina, en los primeros diez meses de 2018 Argentina registró un déficit comercial con Brasil de 4.819 millones de dólares, un 32 % menos que en igual período de 2017, con exportaciones al vecino país por 9.254 millones de dólares e importaciones desde Brasil por 14.073 millones de dólares.
La economía argentina es además altamente sensible a la evolución de Brasil y, normalmente, cuando la actividad se resiente en Brasil -lo que ha ocurrido en 2015-2016-, su vecino siente los efectos.
"Si Bolsonaro tiene éxito con las reformas que piensa impulsar y si a la economía brasileña le empieza a ir mejor, eso tendrá una repercusión positiva en Argentina. En ese sentido, la relación económica puede mejorar y nos va a beneficiar", observó Giusto.
El capítulo que despierta más interrogantes para los analistas en el futuro de la relación entre Macri y Bolsonaro es el Mercosur, bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
"El Mercosur va a ser un tema crítico porque Bolsonaro lo quiere revisar y Macri tiene una postura más conservadora", observó Giusto.
Bolsonaro ha dejado ver que pretende cambios en la unión aduanera, que tiene un arancel externo común elevado y que obliga a los socios del Mercosur a negociar como grupo acuerdos de libre comercio o de preferencias arancelarias con terceros países o bloques.
Elizondo señaló que pueden suscitarse "diferencias" en este punto porque Bolsonaro podría impulsar una "flexibilización" en las reglas para permitir a los miembros del bloque negociar en forma independiente acuerdos bilaterales con terceros, algo que Uruguay reclama desde hace tiempo ante la negativa de sus socios.
"Hasta ahora Argentina ha dicho que está dispuesta a modernizar el Mercosur. Entiendo que el Gobierno argentino está admitiendo que el arancel externo del Mercosur es demasiado alto y debe ser revisado, pero hasta ahora Argentina no ha dicho que aceptaría una flexibilización para permitir acuerdos bilaterales", dijo Elizondo.
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