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París, 11 dic (EFE).- El plan anunciado por el presidente francés, Emmanuel Macron, para aplacar las protestas de los "chalecos amarillos" implicará un fuerte aumento del déficit público, admitió hoy el Gobierno, que pese a todo defendió su viabilidad.
La comparecencia en la Asamblea Nacional del primer ministro francés, Édouard Philippe, sirvió para dejar clara la voluntad de aplicar cuanto antes ese conjunto de medidas para incrementar el poder adquisitivo, que podrían costar a las arcas públicas hasta 10.000 millones de euros.
"Esto tendrá forzosamente consecuencias en términos de déficit en 2019. Debemos velar para que el gasto público sea controlado. Tendremos que tomar medidas para no aumentarlo", indicó el jefe del Gobierno.
El incremento en cien euros mensuales del salario mínimo, la anulación del alza de las cotizaciones para las pensiones inferiores a 2.000 euros, la exención de impuestos y de cotizaciones para las horas extras y la petición a las empresas de una prima voluntaria de "fin de año" también exenta centraron el debate.
"Hay que acelerar la remuneración del trabajo. Hay que seguir transformando y reformando dispositivos que no funcionan. No creáis que los anuncios de ayer frenan la voluntad de reformar el país", advirtió Philippe.
Macron los desgranó en un discurso televisado inusualmente breve, de 13 minutos, que dio un giro social a su mandato el cual, si no va acompañado de medidas de ahorro, según el diario "Les Echos", podría hacer subir el déficit el año que viene hasta el 3,6 % del PIB, ocho décimas más que el contemplado por el Gobierno hace una semana.
Aunque las diferentes medidas reciben por separado el apoyo de más de seis de cada diez franceses y el movimiento de los "chalecos amarillos" ha perdido apoyo, según sendas encuestas difundidas hoy, el presidente no convenció a una mayoría de franceses.
El Gobierno tampoco se libró de la moción de censura presentada hoy por los partidos de izquierda, que anunciaron la semana pasada, pero que aplazaron hasta hoy en espera del discurso de Macron.
"El vínculo de confianza entre nuestra población y el Gobierno está roto y no vemos ninguna posibilidad de que este último retome esta relación. El divorcio está firmado, hay que cambiar de rumbo", indica la proposición apoyada por socialistas, comunistas y La Francia Insumisa.
La moción será votada al menos 48 horas después de su presentación y, aunque no tiene visos de prosperar debido a la cómoda mayoría absoluta de la que dispone en esa cámara el partido gobernante La República En Marcha (LREM), es reflejo de las tensiones existentes.
La sesión parlamentaria dejó en el aire cómo se va a financiar el plan previsto. Macron se reunió hoy con representantes del sector bancario y mañana recibirá a grandes empresarios para recabar apoyos y hacerles partícipes del esfuerzo.
"Nuestra misión es transformar las medidas anunciadas ayer en realidad, conseguir que los franceses puedan beneficiarse del fruto de su trabajo", dijo Philippe, quien detalló que el gran debate nacional sobre las reformas necesarias se extenderá entre tres y cuatro meses.
De momento, las manifestaciones de los "chalecos amarillos" se han saldado con cinco muertos y 1.407 heridos, 46 de ellos graves, así como 717 policías, gendarmes y bomberos víctimas de diversos actos de violencia, según el Ministerio del Interior.
Aunque desde el sector moderado de ese movimiento se ha hecho un llamamiento a la tregua, este próximo sábado, por quinto fin de semana consecutivo, está prevista una nueva protesta, alentada por políticos como el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon.
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