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Los costes de atención médica de la mutilación genital femenina casi se duplicarán a 2.100 millones de dólares (cerca de 1.860 millones de euros) en 2047 salvo que esta práctica se abandone por completo, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) basado en 27 países.
Sin una intervención sostenida, el número de mujeres y niñas afectadas seguirá las tendencias de crecimiento de la población hasta aumentar a 205,8 millones anuales en 25 años en estos países, frente a los 119,4 millones de 2018.
Las mujeres que sufren mutilación genital femenina suelen ser mutiladas en su infancia, en algunos casos incluso cuando son bebés o durante la adolescencia
Estos datos salen a la luz antes de que el próximo domingo se celebre el Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina, designado cada 6 de febrero por la Asamblea General de la ONU en 2012 para acelerar el final de esta práctica.
Según el estudio, cerca de 200 millones de mujeres y niñas son víctimas de la mutilación genital femenina, lo que supone "una clara violación de los derechos humanos y una forma extrema de discriminación de género".
Los riesgos inmediatos para la salud incluyen sangrado abundante, shock, dolor extremo, hinchazón genital, infecciones, complicaciones urinarias y mala cicatrización de heridas. Las consecuencias a más largo plazo pueden incluir complicaciones del sistema reproductivo, disfunción sexual y daños psicológicos.
El abandono de la práctica para 2030 está incluido en el objetivo 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, acordado por la Asamblea General de la ONU en 2015, pero el progreso es variable y pocos estudios han analizado el coste financiero que tiene la mutilación genital femenina, mientras que los que lo abordan se han centrado en los costes obstétricos asociados.
¿Qué es la mutilación genital femenina?
Hablamos de un procedimiento en el que los tejidos de los órganos genitales de la mujer son deliberadamente cortados, lesionados o eliminados parcial o totalmente.
Con frecuencia implica la extirpación de los labios vaginales y la Organización Mundial de la Salud la describe como "cualquier procedimiento que lastima los órganos genitales femeninos por razones que no son médicas".
Esta violación de derechos humanos causa daño a las mujeres y a las niñas tanto física como psicológicamente y no les aporta ningún beneficio a su salud.
Además es extremadamente angustiante y perjudica las relaciones de pareja de las mujeres y cómo se sienten y perciben a sí mismas.
En muchos casos se realiza contra la voluntad de las niñas y las mujeres, pues se usa la fuerza.
Existen diversas razones por las cuales se practica. Mientras que en algunos casos se considera un rito de transición a la madurez, en otros casos se concibe como una forma de controlar la sexualidad de la mujer. En muchas comunidades se realiza debido a la creencia de que garantiza el futuro matrimonio de las niñas y el honor de las familias. Algunas personas la asocian con creencias religiosas, aunque no existen textos religiosos que obliguen a practicarla.
Aunque es ilegal en muchos países, aún se práctica de forma rutinaria en algunas partes del mundo
Por lo tanto, los investigadores querían calcular el coste económico de la mutilación genital femenina en 27 países donde la práctica es común para incluir una gama más amplia de problemas de salud a lo largo de la vida, con el objetivo de impulsar iniciativas para eliminar la práctica.
Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Egipto, Eritrea, Etiopía, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bisáu, Iraq, Kenia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tanzania, Togo, Yemen y Yibuti se incluyeron en el análisis. Otros tres países fueron excluidos porque los datos requeridos no estaban disponibles.
Si aspiramos a eliminar esta práctica para 2030, los progresos para ponerle fin deben ser al menos 10 veces más rápidos
Luego calcularon los costes de atención y tratamiento de estas complicaciones, además de los ahorros que se lograrían si la mutilación genital femenina se eliminara total o parcialmente en cada uno de los 27 países analizados.
Muchas mujeres y niñas que han sido sometidas a esta práctica no buscan tratamiento médico y no todos los países incluidos diagnosticarán o brindarán atención de manera rutinaria para los problemas de salud asociados.
El panorama tampoco es uniforme en los 27 países: la prevalencia de la mutilación genital femenina está disminuyendo en algunos, mientras que en otros se mantiene estable y en otros está aumentando.
Pero los investigadores señalan que su estudio se centró en los costes de atención médica, por lo que es poco probable que sus proyecciones representen la escala total del impacto económico, social y personal de esta barbarie.
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