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Los países en vías de desarrollo son los más afectados cuando aparecen enfermedades como el SIDA o la malaria. Esas desigualdades se han encontrado y se han detectado a diferentes niveles según varios estudios de la OMS. Hasta que esas desigualdades no se identifiquen mejor y se comprendan mejor sus consecuencias, será difícil que los programas satisfagan las necesidades reales de salud de las personas, según el informe, que indica que esas desigualdades obstaculizan la lucha contra las tres enfermedades.
Los datos disponibles que hay sobre VIH, tuberculosis y malaria han mejorado en la última década. El objetivo, como señala el directivo de la OMS, Tedros Adhanom, es llegar a la población más desfavorecida.
Las desigualdades entre países en vías de desarrollo y desarrollados se hacen notar
La diferencia de los datos de las pruebas del VIH revela que las diferencias se han hecho más distantes con el tiempo. Muchas familias afectadas por la tuberculosis destinan una cantidad sustancial de sus ingresos en gastos relacionados con la enfermedad, especialmente si el hogar es pobre. Los datos de 21 países muestran que entre un 20 % y el 92 % de las familias invierten al menos una quinta parte de sus ingresos en la enfermedad.
Además, la malaria afecta a los grupos más pobres y menos educados porque son los que menos acceso tienen a los médicos. "Las pandemias prosperan en las desigualdades y exacerban las desigualdades: hemos aprendido esto con el VIH, la tuberculosis y la malaria, y lo hemos vuelto a ver con la Covid-19", indicó Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial.
La prevención de estas enfermedades es posible
Nunca podremos decir que los países en vías de desarrollo no luchan por evitar que las grandes enfermedades les afecten. La falta de oportunidades hace que estos países son los que más sufran en cuanto a la falta de tratamientos y vacunas.
Por ejemplo, si los países mejoraran el nivel de pruebas del VIH de todas las mujeres embarazadas al del subgrupo más rico, el nivel general de pruebas aumentaría del 40 % al 64 %.
El porcentaje de familias que afrentan elevados costes por la tuberculosis disminuiría en al menos un 50 % en la mitad de los países (de un promedio ponderado actual del 61% a un promedio potencial del 38 %). En el caso de la malaria, las familias que buscan atención para niños menores de cinco años con fiebre, la eliminación de las desigualdades relacionadas con la economía significaría una mejora de un 26 % en el promedio ponderado en 28 países.
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