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Para una persona sordociega, el confinamiento por la crisis del COVID-19, supone un aislamiento mayor, que se suma al que de por sí viven.
Mientras, el resto de personas, con o sin discapacidad, permanecemos en nuestras casa, unos solos y otros con amigos o familia, podemos seguir comunicándonos y manteniendo contacto aunque sea a través de una pantalla.
Contamos con diferentes tipos de actividades y recomendaciones para entretenernos desde que se decretase el estado de alarma. Y a la vez que nos seguimos quejando por estar encerrados, hay personas que no conocen la situación por la dificultad que esto supone en su forma de comunicarse.
Una persona sordociega no puede comunicarse ni relacionarse por vídeollamada
Desde la Fundación ONCE tienen en marcha cerca de 500 programas para poder atender a personas sordociegas en todo el territorio español de la mano de mediadoras, que acuden a sus lugares para poder atenderles y comunicarse.
El problema es que todo está interrumpido, lo que supone que para una persona sordociega, el aislamiento sea el doble que para los demás.
Desde que el Gobierno decretase el estado de alarma, las mediadoras no pueden acudir a las visitas de estas personas. Además, algunos se encuentran en residencias de ancianos, otros en centros de día y en centros de educación especial, o en sus casas.
Esther Requena, gerente de FOAPS, la Fundación ONCE para la Atención a Personas con Sordoceguera comentó que solamente les quedaba comunicarse a distancia, pero eso no es una tarea fácil. Ellos están intentando mantener un contacto con quien es posible.
Pero se presentan muchas adversidades. Pues en el caso de personas con algo de visión u oído, se comunican por la aplicación de mensajería, WhatsApp, correo electrónico o videoconferencia.
En el caso de que una persona sordociega lo sea de manera congénita, no existe ni medio ni forma para la comunicación. "Las personas con sordoceguera total se comunican empleando el sistema dactilológico, un sistema auxiliar de la lengua de signos que se transmite mediante el contacto con las manos", cuenta Requena.
La gerente explica y hace hincapié en que, a pesar del aislamiento y en la distancia, están haciendo todo lo posible. Su trabajo, ahora se está centrando, en la mayoría de los casos de familia que cuentan con una persona sordociega, para que puedan comunicarse entre ellos, y manejarse en esta situación.
La sordoceguera total, los problemas psicológicos y la capacidad de comprensión
Pero la situación no es solo esa, sino que a todo eso se añaden los problemas psicológicos que vienen dados por la dificultad al comunicarse.
Y es que, para aquellos que necesitan del sistema dactilológico para comunicarse, el aislamiento supone no contar ya con el único contacto con el exterior que tienen.
Requena explica que aunque hay personas que cuentan con más independencia, también existen casos que no comprenden lo que ocurre. No saben por qué la mediadora no acude a sus visitas rutinarias.
"Algunas persona sordociega no tienen un nivel de comprensión como el nuestro. En esos casos tenemos que explicarle la situación como a los niños" explicaba Esther Requena.
Cada situación es un mundo, pero lo que está claro es que estas personas nos dan una lección a todos. Muchos se encuentran totalmente solos y aislados, intentando comprender que es lo que ocurre.
Y muchos, cómo Javier García Pajares, una persona sordociega, sola y aislada en su casa de Madrid, buscan superarse día a día, obedecen el confinamiento y luchan durante este periodo, hasta que puedan volver a salir.
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