Parece que por fin hemos tomado conciencia sobre la necesidad de generar políticas para adaptar, no solo las calles o los baños, sino también los estudios o el mercado laboral, para facilitar su acceso a las personas con discapacidad, y que puedan así ejercer libremente sus derechos y desarrollarse plenamente como miembros validos de la comunidad. Si queremos trabajar por un mundo más sostenible, este también ha de ser más igualitario y accesible.
Estos son los pasos que se están dando principalmente en materia de educación en nuestro país. Nos encontramos ante la recta final del curso académico, y muchos proyectos de la administración pública para adaptar la educación a las personas con discapacidad se han puesto en marcha. Como por ejemplo en Andalucía, que por primera vez adaptó sus pruebas finales de bachillerato para una alumna con movilidad reducida, a través de el uso de la tecnología.
Las personas con discapacidad tienen derecho a una educación de calidad
Facilitar el acceso a la educación para personas con discapacidad, es también facilitar y proteger su capacidad de ejercer su derecho a una educación de calidad y digna. Aunque aún las cifras no son muy elevadas, estas muestran un mayor acceso e interés por los estudios superiores por parte de las personas con diversidad funcional. Actualmente, el 15 % cuenta con una titulación superior o universitaria.
Durante el curso pasado, 2020-2021, se registró una de las mayores subidas en número de matriculaciones de personas con discapacidad en las universidades españolas, llegando a alcanzar las 23.851 matrículas. Estas cifras suplican las registradas durante la última década, según los datos de la Atención a las Personas con Discapacidad en la Universidad. Esto muestra claramente que las políticas funcionan y que se están dando los pasos correctos hacia la integración y la igualdad.
El poder acceder a estudios superiores o universitarios, supone para cualquier persona el poder acceder a puestos de trabajo más especializados y por tanto mejor remunerados. Si trasladamos esto a las personas con diversidad funcional de cualquier tipo, física o mental, supone un importante avance para su inserción laboral, y por tanto, un importante impacto en su vida cotidiana al tener mayor capacidad de ingresos e independencia económica.
Mucho camino por hacer
A pesar de estas buenas cifras, España solo cuenta con un 1,5 % de alumnos con diversidad funcional, a pesar de que este colectivo supone el 9 % de la población total. Por eso desde CEAC, un centro especializado en la formación a distancia, que trabaja con muchas personas con discapacidad para ayudarles a conseguir sus objetivos académicos, comentan que: “Es necesaria una adaptabilidad de la metodología de aprendizaje de una forma y tiempos individualizados, con apoyo de becas y tecnología de ayuda adaptadas a las necesidades de cada alumno. Que no haya exámenes tan estandarizados y que los institutos presenciales, acojan e integren en sus programas educativos la diversidad”.
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