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A pesar de los avances sociales y legales en España en relación con la libertad y la aceptación de la diversidad sexual, las personas pertenecientes al colectivo LGBTIQ+ continúan enfrentando desafíos significativos en su vida diaria. Un aspecto preocupante revelado recientemente es la elevada tasa de soledad no deseada que afecta a este grupo.
Según el Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024, elaborado por la Fundación AXA y la Fundación ONCE dentro del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, este sentimiento afecta al 34,4 % de las personas LGBTIQ+, en comparación con el 19,3 % de las personas heterosexuales. Esta diferencia de 15 puntos porcentuales pone de manifiesto las dificultades adicionales que enfrentan las personas LGBTIQ+ en términos de integración y bienestar social.
Un estudio nos habla sobre la soledad no deseada en las personas LGTBIQ+
El estudio destaca que, aunque se han logrado avances significativos en términos de derechos y reconocimiento legal, la aceptación social plena y el sentimiento de pertenencia siguen siendo áreas problemáticas. Las experiencias de discriminación, rechazo y estigmatización aún persisten, afectando negativamente la salud mental y emocional de las personas LGBTIQ+.
La Fundación AXA y la Fundación ONCE han subrayado la importancia de abordar esta problemática desde múltiples ángulos. Han sugerido que es crucial no solo continuar promoviendo la igualdad de derechos, sino también trabajar activamente en la creación de espacios seguros y de apoyo donde las personas LGBTIQ+ puedan sentirse valoradas y aceptadas. Además, se ha hecho un llamado a la sociedad en general para que adopte una postura más inclusiva y empática, reconociendo la diversidad y fomentando la convivencia respetuosa.
Para Josep Alfonso, director general de la Fundación AXA, este barómetro trata de identificar la incidencia, indagar en las posibles causas o correlaciones, y conocer la opinión de la población sobre el fenómeno del aislamiento involuntario. Y en este sentido es evidente que entre el colectivo LGBTIQ+ la prevalencia de este sentimiento es mucho mayor.
Comparación entre hombres y mujeres
En términos generales, el estudio confirma que se trata de un sentimiento algo más frecuente en las mujeres heterosexuales (21,4 %) que en los hombres heterosexuales (17,1 %). Sin embargo, cuando introducimos la perspectiva de la orientación sexual, las diferencias se invierten.
Así, los hombres LGBTIQ+ tienen una prevalencia de soledad algo mayor a las mujeres de este colectivo. Entre los primeros, el porcentaje de personas que asegura sentirse solos en contra de su voluntad es de más del 35 %, frente al 33,5 % de las mujeres LGBTIQ+.
La mayor prevalencia de soledad no deseada entre los hombres LGBTIQ+ podría estar relacionada con múltiples factores. Uno de ellos es el estigma social y la discriminación que aún persisten, a pesar de los avances en términos de derechos y aceptación. Los hombres, en particular, pueden enfrentar una presión adicional debido a expectativas culturales sobre la masculinidad que pueden dificultar la expresión abierta de sus emociones y la búsqueda de apoyo. Esta presión puede llevar a un mayor aislamiento y una sensación de desconexión con la comunidad en general.
Por otro lado, las mujeres LGBTIQ+ también enfrentan desafíos significativos, aunque es ligeramente menor. Esto puede estar relacionado con la posibilidad de que las mujeres tengan redes de apoyo más sólidas o sean más propensas a buscar y recibir apoyo emocional. Sin embargo, esta diferencia de porcentajes no debe minimizar los problemas que enfrentan, ya que un 33,5 % sigue siendo una cifra alarmante.
Otros aspectos como la raza, al edad y el nivel socioeconómico
El estudio también destaca la importancia de considerar otras intersecciones de identidad, como la edad, la raza y el nivel socioeconómico, que pueden influir en la experiencia de la soledad no deseada. Por ejemplo, las personas mayores LGBTIQ+ pueden enfrentar una doble carga de aislamiento debido a la edad y a su orientación sexual.
En respuesta a estos hallazgos, la Fundación AXA y la Fundación ONCE abogan por políticas y programas que aborden específicamente este problema. Esto incluye la creación de espacios seguros y de apoyo, la promoción de redes de contacto y actividades comunitarias, y la sensibilización sobre la importancia de la salud mental y emocional en esta población.
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