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El Día Internacional para la Prevención del Suicidio, que celebramos hoy, 10 de septiembre, es una oportunidad para concienciar y movilizar a la sociedad sobre el suicidio, ya que casi 800.000 personas se quitan la vida cada año y muchas más intentan hacerlo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce que el suicidio es una prioridad de salud pública.
Cerca de 800 000 personas se suicidan cada año
Desgraciadamente, el suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2016 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo. El suicidio no solo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo.
En 2016, más del 79% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos. Esta realidad es un grave problema de salud pública, aunque es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo coste.
Por cada suicidio, hay muchas más tentativas de suicidio cada año
Se necesita de una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral, señala la OMS. Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicas.
Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes, las comunidades indígenas, los homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales y los reclusos.
El suicidio es la tercera causa de muerte para los jóvenes de entre 15 y 19
El principal factor de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio. La OMS estima que alrededor de un 20% de todos los suicidios se cometen por autointoxicación con plaguicidas, y la mayoría de ellos tiene lugar en zonas rurales agrícolas de países de ingresos bajos y medianos. Otros métodos comunes de suicidio son el ahorcamiento y las armas de fuego.
El conocimiento de los métodos de suicidio más comunes es importante para elaborar estrategias de prevención basadas en medidas de eficacia probada, entre ellas la restricción del acceso a los medios de suicidio, según la organización de la salud.
El 79% de todos los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos
Hay algunas medidas que se pueden adoptar entre la población, los grupos de población y las personas para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo. Esas medidas incluyen la restricción del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos) y ofrecer información responsable por parte de los medios de comunicación.
También son importantes las intervenciones escolares, la introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol, la identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.
Las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración
La capacitación de personal sanitario no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas y el seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario también incide directamente en esta problemática.
Por lo tanto, el suicidio es un problema complejo y, consiguientemente, las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación.
La OMS ante el suicidio
El primer informe mundial de la OMS sobre el suicidio, 'Prevención del suicidio: un imperativo global', procura aumentar la sensibilización respecto de la importancia del suicidio y los intentos de suicidio para la salud pública, y otorgar a la prevención del suicidio alta prioridad en la agenda mundial de salud pública.
Asimismo, la tasa de mortalidad por suicidio es un indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que señala que de aquí a 2030, hay que "reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar".
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