Más de 1,3 millones de niños en Tigray enfrentan cuatro años sin acceso a la educación

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11/11/2024 - 09:36
Actividad de Plan International en Etiopía

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Alrededor de 1.380.000 niños en edad escolar del estado de Tigray, en el norte de Etiopía, se encuentran en una situación alarmante, ya que llevan cuatro años sin asistir a clases. Este fenómeno es el resultado de los dos años de guerra que asoló la región, desde noviembre de 2020 hasta el mismo mes de 2022, junto con el impacto combinado de la pandemia de COVID-19. “El peligro de toda una generación perdida en la región es muy serio”, advirtió Peter Sweetnam, director de Plan International en Etiopía, en una entrevista con Servimedia. La situación es crítica, ya que de un día para otro, aproximadamente 2,3 millones de niños se quedaron sin acceso a la educación.

Consecuencias del conflicto y la pandemia

El estallido del conflicto entre el Gobierno federal de Etiopía y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray causó estragos en el sistema educativo local. Según Sweetnam, aunque se firmó un alto el fuego el 12 de noviembre de 2022, las fuerzas armadas de Eritrea, que no formaron parte del acuerdo, continúan presentes en la región. “Aún hay partes del territorio del estado que el Gobierno federal no controla”, enfatizó. Se estima que, en 2024, solo el 40 % de los niños en edad escolar ha regresado a las aulas, lo que significa que seis de cada diez niños siguen sin recibir educación

Para Sweetnam, “los menores que no acceden a la educación primaria pierden casi todas sus oportunidades de vida”. Este acceso a la educación es crucial, ya que implica aprender habilidades básicas como leer, escribir y realizar operaciones matemáticas fundamentales. Sin embargo, las causas de este “desastre escolar” son múltiples. Sweetnam citó la destrucción de escuelas, la falta de profesores y el coste de los materiales educativos. “Calculamos que el 78 % de los centros educativos fueron total o parcialmente destruidos”, explicó. Además, el hecho de que muchas escuelas estén ocupadas y el no pago a los maestros por parte del Gobierno ha llevado a que muchos docentes busquen empleo en otros sectores.

El impacto en las niñas y la respuesta de Plan International

La situación económica también ha empeorado las circunstancias para las familias, que carecen de recursos para afrontar el coste de materiales escolares y matrículas. “Podemos hablar de una generación perdida”, lamentó Sweetnam, subrayando que “como siempre, las niñas serán las peor paradas”. La tasa de escolarización es significativamente más baja entre las niñas, y se ha observado un aumento preocupante en los matrimonios tempranos. “Está comprobado que, en tiempos de crisis, guerra y hambre, las familias optan por este tipo de acuerdos para sus hijas”, aseveró Sweetnam. Las consecuencias son devastadoras, incluyendo el abandono escolar, la violencia física y sexual, así como embarazos precoces que vulneran sus derechos más básicos.

En respuesta a esta situación crítica, Plan International ha puesto en marcha un proyecto destinado a facilitar la escolarización de la primera infancia, es decir, niños entre 3 y 6 años, en las regiones de Amhara, Afar y Tigray. Financiada por la Unión Europea, la iniciativa comenzó en noviembre de 2022 y se extenderá hasta octubre de 2025. “Buscamos mejorar la educación preescolar y proteger a los niños y niñas afectados por los conflictos”, explicó Sweetnam. El programa contempla la rehabilitación de 21 centros de Atención y Educación de la Primera Infancia, la formación de maestros y educadores, y la mejora de las instalaciones existentes. 

Además, el objetivo principal es “reducir las tasas de abandono escolar, especialmente de las niñas”, creando espacios seguros y accesibles en los centros educativos. También se busca sensibilizar a las comunidades sobre la igualdad de género y proporcionar apoyo a la infancia con discapacidad. Según las proyecciones de Plan International, el proyecto beneficiará a unos 7.000 niños de 3 a 5 años, con un mínimo del 50 % de niñas, así como atención para niños de seis años, incluyendo un 4 % de huérfanos y niños vulnerables. La situación en Tigray es crítica, pero iniciativas como esta ofrecen una luz de esperanza en medio de la oscuridad.

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