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Los comerciantes protestan por la desprotección que sufren ante la oleada salvaje de manteros a las puertas de sus negocios. El ayuntamiento no actúa.
Cada vez son más los manteros que inundan las calles de las grandes ciudades. Madrid es el epicentro del top manta, donde los escaparates improvisados se pueden ver en el Metro, en la Puerta del Sol a veces, y hasta en la puerta de Primark en la Gran Vía.
Para muchos, estos comerciantes ilegales solo se "ganan la vida como pueden", eso sí, sin pagar impuestos. Y los que sí los pagan protestan ante la falta de protección de la autoridades a las puertas de sus establecimientos.
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Los empresarios de Madrid han hecho números y han perdido en el último año unos 160 millones de euros. Lo achacan al top manta. Aseguran también que esta práctica ilegal supone la pérdida de 1.400 empleos consecuencia de la menor recaudación.
Menos ingresos para los comercios y por supuesto para las arcas públicas. Así las cosas, el ayuntamiento de Madrid solo actúa con las patrullas de policía vigilando los puntos estratégicos de los manteros.
Sin embargo, a pesar del conocimiento de que esta actividad ilícita se practica a diario, los policías no pueden ir más allá de requisarles el material y poco más.
Para residentes y comerciantes, la actividad del top manta es además de ilícita y perjudicial para el empleo, una imagen desagradable de la ciudad.
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