La Inteligencia Artificial también puede suponer una potente barrera para las personas con discapacidad

Uno de los principales temas de debate en estos meses ha sido la Inteligencia Artificial. Su llegada a nuestras vidas como usuarios de a pie ha supuesto una auténtica revolución, que sin duda será imparable. Esta tecnología ha traído consigo herramientas de lo más poderosas y útiles, pero con ellas también han llegado muchas dudas y miedo sobre su potencial. Los más arriesgados ya han vaticinado un perjudicial cambio en el ámbito laboral o en el entorno del aprendizaje académico.

Pero hay otros que miran con esperanza los efectos de la Inteligencia Artificial, sobre todo en las aplicaciones dentro de la medicina y todo el potencial que ha demostrado en este sentido. También lo ven así de positivo en su impacto en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ya que muchas aplicaciones de esta tecnología han demostrado ser un punto clave para la integración y la mejora de sus capacidad. Sin embargo, también hay quienes ven problemas aquí.

La Inteligencia Artificial, ¿Derriba o construye barreras para la discapacidad?

Desde diferentes ámbitos se ha estado trabajando en las diferentes formas en las que se puede llegar a aplicar la Inteligencia Artificial, lo que también incluye al ámbito del desarrollo de instrumentos de apoyo para acabar con las barreras físicas y sociales con las que se enfrentan las personas con discapacidad a diario. En este sentido, se han logrando interesantes mejoras con la aplicación de softwares y todo tipo de adaptaciones. Sin embargo, no todas las caras de la moneda son buenas.

El Real Patronado sobre Discapacidad ha realizado un estudio concienzudo sobre 'El Impacto de la Inteligencia Artificial sobre los derechos de las personas con discapacidad'. En el, han realizado una serie de investigaciones para las que han contado con encuestas a 864 personas con discapacidad, "garantizando la representatividad en variables relevantes: tipo de discapacidad, género y edad", según detallan en su página web oficial.

En este estudio llegaron a una conclusión bastante sorprendente: "Si bien el 99,8% conocen productos o gadgets de Inteligencia Artificial, solo el 12,3% las usa". Este dato nos dice mucho sobre uno de los principales escollos de la confluencia entre IA y discapacidad. Existe una intensa brecha entre la existencia de herramientas útiles con IA y su aplicación en la vida diaria de las personas. Destacan tres barreras que aparecen con esta nueva tecnología: el coste, el acceso y el conocimiento.

Una brecha que requiere de trabajo

Una de las principales barreras que genera esta brecha es como casi siempre económica. Las nuevas herramientas pensadas para personas con discapacidad, que cuentan con IA suelen tener elevados costes que impiden que la gran mayoría de personas pueda acceder a ellas. De aquí surge el tercer punto: la falta de accesibilidad. Aunque exista, si no podemos acceder a ello, ¿es realmente útil o aliviana alguna barrera?

Por último está la cuestión del conocimiento adaptado. Uno de los sistemas más usados en estos días, que incluye el uso de Inteligencia Artificial, es el popular ChatGPT. Sin embargo, tanto este como otros programas similares, todavía siguen sin contar con un conocimiento adaptado sobre las necesidades de las personas con discapacidad, lo que hace que los servicios que ofrecen también sean inaccesibles desde otro punto de vida.