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Actualmente más de la mitad de la población mundial se localiza en urbes. En nuestro país, el 80% de la población vive en ellas, y según expresan los expertos, estas cifras seguirán creciendo en un futuro próximo.
Las ciudades tienen el potencial para crear oportunidades, proporcionar herramientas para salir de la pobreza y contribuir al crecimiento y desarrollo de la población de forma sostenible.
El sinhogarismo en las calles de la ciudad
Al transitar a determinadas horas por nuestra ciudad observamos como el sinhogarismo es una adversidad con la que convive un buen pellizco de población.
Con la pandemia del coronavirus y el toque de queda, por las noches las ciudades se quedan desiertas, y más de 700.000 personas en Europa buscan refugio durante la noche en algún lugar de la ciudad. Según los datos de los ayuntamientos, en España el dato de personas en sinhogarismo, sería de al menos 33.000. Personas que, cada día, ven vulnerado su derecho a la vivienda, pero también a la salud, al empleo, a la seguridad y a la dignidad.
¿Cómo deben ser nuestras ciudades?
El pasado 31 de octubre, se celebró el Día Mundial de las Ciudades, se convirtió en una jornada para pensar y dibujar cómo deben ser las ciudades en las que habitamos. También, es el espacio para pasar a la acción y entender que no es posible alcanzar un desarrollo sostenible sin transformar nuestras ciudades. Propiciando el cambio, evitando el sinhogarismo.
En este sentido encontramos un capítulo en la Agenda 2030 sobre la cuestión de las ciudades. ¿Cómo deben ser los espacios urbanos dentro de diez años? En concreto, el ODS11 apunta a urbes inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Y establece la marca para alcanzar una meta que permita conseguir, de aquí a 2030, el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, evitando así el sinhogarismo.
Las propuestas de la Agenda 2030
La población piensa en su puesto de trabajo para incorporarse a la sociedad. Actualmente, es más difícil acceder a una vivienda teniendo un empleo que encontrar trabajo cuando se dispone de un alojamiento estable y seguro.
El Acuerdo de París propone que, los gobiernos deben crear nuevas estrategias para ampliar las vías actuales de acceso a la vivienda. Para ello, deben aumentar el parque público de alquiler social para alcanzar los porcentajes europeos, es urgente. No lo es menos legislar nuevas y creativas maneras de poder acceder a la titularidad de un alojamiento, como por ejemplo el alquiler de habitaciones actualmente inmerso en la economía sumergida y los pagos en B.
Con estas propuestas, nuestras ciudades deben integrar a los vecinos más vulnerables en el desarrollo urbano general, evitando así su exclusión. Con este propósito y siguiendo estas propuestas, evitaremos el sinhogarismo.
Finalmente, las personas afectadas por sinhogarismo, y también las personas dependientes o las personas que viven con una discapacidad, la Administración debe pensar en innovar en esta cuestión. Se pretende proveer alternativas basadas en viviendas normalizadas en entornos comunitarios para que las personas cuenten con un hogar propio donde los servicios sociales puedan trabajar, ofrecer los apoyos profesionales necesarios. Estos métodos han demostrado con evidencias su mayor efectividad y su menor coste a largo plazo.
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