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Se estima que más del 80% de las aguas residuales que generamos se liberan al medio ambiente sin recibir el tratamiento adecuado.
Por otro lado, el porcentaje de las aguas sin tratar varía entre las distintas regiones y comunidades, las cuales se ven más afectadas unas que otras por este problema.
El caso es que las aguas residuales que no se tratan, también son fuentes de enfermedades y pueden llegar a provocar a la población muchísimos daños.
Las aguas residuales no reciben el mismo tratamiento ni siquiera son tratadas en distintos lugares de España
El número promedio de muertes por año, desde el 1980-2015, como consecuencia de servicios inadecuados de agua potable y saneamiento es de 780 000.
Esta cifra es mucho mayor que la que han causado otros desastres naturales como sequías e inundaciones, o incluso conflictos violentos.
Por eso es muy necesario tomar medidas que ayuden a afrontar estos problemas. Fue en 2010 cuando la ONU reconoce de manera oficial el derecho humano al agua y al saneamiento, por lo que se propuso la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Dicho plan tiene dentro el ODS 6, sobre Agua Limpia y saneamiento, para conseguir el acceso universal a los servicios de saneamiento e higiene adecuados iguales para todos, así como mejorar la calidad del agua reduciendo su contaminación.
Volviendo a las aguas residuales, en Europa, un directiva sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas estable que los estados miembros deben de adoptar medidas necesarias para garantizar un tratamiento adecuado antes de verterlas.
Cierto es que en el 2014 se alcanzó un nivel muy alto con respecto al cumplimento que hicieron los estados. Asimismo, el grado de cumplimiento de los 15 países que conformaban entonces la Unión Europea hasta 2004 es del 98,6% y el de los países incorporados de manera posterior es del 63%.
En Europa, la Directiva 91/271/CEE sobre tratamiento de aguas residuales urbanas establece que los estados miembros deben adoptar las medidas necesarias para garantizar un correcto tratamiento antes de verterlas al medio.
La realidad de las pequeñas poblaciones
España se hace cargo de manera adecuada del 97% de la carga contaminante de las aguas residuales. El 84,1% se pasa por un tratamiento secundario y el 66,8% a tratamiento terciario o avanzado.
Pero no se ha logrado cumplir el 100% del cumplimiento de la normativa. Y esto se debe a la falta de sistemas de depuración de las pequeñas aglomeraciones urbanas.
En la Unión Europea se consideran pequeñas aglomeraciones urbanas a aquellas que cuentan con una población inferior a los 2.000 h-e, lo que coincide con el límite establecido por la Directiva 91/271/CEE.
Pero el tratamiento de las aguas residuales generadas en las pequeñas poblaciones es una asignatura pendiente. Su solución se ha ido aplazando, al priorizarse la depuración de los vertidos generados en las ciudades grandes y medianas.
En España existen más de 8000 municipios, y el 72% cuenta con una población inferior a los 2.000 habitantes, pero el 47% de los municipios tienen menos de 500 habitantes.
Y fijándonos en las cifras, el tratamiento de las aguas residuales en estas pequeñas poblaciones supone un auténtico reto medioambiental.
Porque la devolución del agua al medio acuático en un muy buen estado es clave para conservar la sostenibilidad del ciclo integral del agua a largo plazo. Y Esta medida tendría que extenderse a todas las poblaciones, independientemente de la población.
El proceso de depuración de las aguas residuales en las pequeñas poblaciones
Aunque las pequeñas poblaciones se caracterizan por producir un volumen pequeño de aguas residuales, estas están muy contaminadas.
Lo que se debería hacer es seleccionar unas tecnologías de tratamiento más adecuadas. Y para llevar a cabo esto se tiene que tener en cuenta el factor económico, pues a menor tamaño de la población, mayor es el coste de la depuración.
Y otro problema es que estos costes son difícilmente asumibles por esas poblaciones pequeñas. Por ello, se pueden proponer soluciones como el uso de tecnologías no convencionales caracterizadas por:
- Un bajo consumo de energía.
- Un mantenimiento y una explotación simples.
- Un funcionamiento muy estable frente a las variaciones de caudal y carga del agua a tratar.
- Una gestión sencilla de los lodos generados en el proceso de depuración.
- Una elevada integración en el entorno natural
Estas son algunas de las tecnologías no convencionales más ampliamente utilizadas para el tratamiento de las aguas residuales:
El tratamiento de las aguas residuales tiene que abarcar a todo el territorio español. Si no se toman medidas, aunque nos parezca una nimiedad, las consecuencias pueden traer graves problemas.
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