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Madrid, 10 ene (EFE).- Amnistía Internacional ha exigido hoy a Renault que aclare si detrás de los coches de su servicio de alquiler por minutos Zity, que puso en marcha recientemente, "no se esconden violaciones de derechos humanos como el trabajo infantil o la explotación".
Lo ha hecho mediante una acción que ha desarrollado hoy en Madrid, donde han alquilado diez de estos vehículos colocándoles en el techo una señal de advertencia de peligro con la palabra "Warning", ha explicado la organización en una nota de prensa.
Así, ha querido así exigir a la empresa que se asegure de que en la cadena de suministro de cobalto, material empleado en las baterías de estos coches, "no se esconden violaciones de derechos humanos como el trabajo infantil o la explotación".
"Queremos recordar a esta empresa que ninguna cadena de suministro debe esconder violaciones de derechos humanos", ha destacado la responsable del trabajo sobre Empresas en AI, Marta Mendiola, quien ha advertido a Renault de que "si no actúa con la debida diligencia", estará "incumpliendo con sus obligaciones internacionales".
Según explica, en diciembre de 2016 Renault le informó que había solicitado a la compañía LG Chem (que le provee de las baterías de litio) que investigara su cadena de suministro de cobalto, concluyendo que no existía un "vínculo" entre el utilizado para fabricar las baterías de sus vehículos eléctricos y el de las minas a las que se refería AI.
Pero para esta organización "es bastante probable que sí que lo exista" porque "más de la mitad del cobalto de todo el mundo procede de la República Democrática del Congo".
Amnistía hizo otra investigación el pasado mes de noviembre en la que documentó "cómo menores y adultos extraen cobalto en la República Democrática del Congo en minas con estrechos túneles excavados a mano, en condiciones que violan derechos humanos y que han provocado accidentes mortales y graves enfermedades pulmonares".
También rastreó el cobalto de estas minas hasta una empresa de transformación china llamada Huayou Cobalt, cuyos productos acaban en las baterías que se usan para artículos electrónicos y vehículos eléctricos.
"No nos sirven más excusas. Las grandes empresas de vehículos eléctricos siguen sin hacer lo suficiente para demostrar que no se están aprovechando del sufrimiento de las personas que trabajan en la minería en terribles condiciones", ha concluido Esteban Beltrán, director de AI España.
La organización lamenta asimismo la existencia de esta "cara oculta" de la tecnología sostenible, después de que ninguna de las empresas que mencionó en su informe haya tomado las medidas adecuadas para cumplir con las normas internacionales y que muchas de ellas "ni siquiera se hagan las preguntas básicas acerca de la procedencia de sus productos".
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