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Varios informes publicados en Nature informan que apostar por los alimentos acuáticos podría ayudar a reducir las deficiencias de los sistemas alimentarios actuales. No obstante, estos informes también alertan de que el cambio climático podría afectar a esta alimentación azul si no se cumple el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5º, una meta que, según informaba tristemente la ONU recientemente, no se alcanzará de no llevar a cabo medidas drásticas de reducción de carbono emitido a la atmósfera.
Para los expertos, un escenario en el que la producción de alimentos de origen animal acuático aumentasen (AASF), denominada como alimentación azul, aumentase un 8 %, podría disminuir los precios de estos productos un 26 %, según recoge Ágora Diario del agua, así como reducir el consumo de carne roja, aves de corral, huevos y lácteos de forma notable en hemisferio norte, cuya producción emite altos niveles de CO2 y conlleva el uso de una gran cantidad de agua.
La alimentación azul mejora la dieta, ya que aporta proteínas y vitaminas
Desde un punto de vista nutricional, Ágora recoge que el aumento de ASSF podría aportar un promedio global de 2,2 % de energía, 13,7 % de proteína, 8,6 % de hierro, 8,2 % de zinc, 16,8 % de calcio, 1,1 % de vitamina A y 27,8 % de vitamina B12. Hasta en un escenario con un aumento moderado de la producción global, los informes apuntan a que la alimentación azul podría proporcionar de media a la dieta un 186 % más de ácidos grasos omega-3 DHA y EPA, un 13 % más de vitamina B12, un 8 % más de calcio, un 4 % más de hierro y un 4 % más de zinc.
Asimismo, otro estudio de Nature concluyó que la captura de bivalvos, como las almejas y las ostras, así como las algas marinas de cultivo, producen menos emisiones.
Hay que frenar el cambio climático para que no suponga un peligro para la vida acuática
Sin embargo, frente a este escenario positivo de mejora de la alimentación en el mundo con la alimentación azul, la cara B de la moneda muestra el terror del cambio climático, cuyo impacto, sumado al ingente plástico que cada día se vierte en las aguas, también afectan en gran medida a los océanos y por tanto a la alimentación azul.
Según apunta la científica climática Michelle Tigchelaar en Nature, ante un escenario de altas emisiones, la mayor parte de pesquerías del África tropical, América Central y el sudeste asiático se enfrentan a graves amenazas, especialmente en los sitemas de agua dulce, para 2050, y mucho peor para final de siglo. “Para 2100, los peligros estimados para la acuicultura de agua dulce en un escenario de altas emisiones alcanzarán el mismo nivel que los de los sistemas de pesca de captura, por lo que todos los países enfrentan puntajes de peligro ‘altos’ o ‘muy altos’ para la pesca marina y de agua dulce y la acuicultura de agua dulce”, informan los autores de este último estudio, cuyas conclusiones publica el diario Ágora.
¿Cuáles serían las soluciones para evitar una tragedia alimentaria en los océanos? La solución es clara, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que limite a 2 grados Celsius el calentamiento en la Tierra. Es decir, cumplir el Acuerdo de París. Algo difícil actualmente si no se llevan medidas radicales y a gran escala en todo el planeta de inmediato. Aunque el informe no se olvida de problemas ambientales que ya están en marcha y que apuntan a ser irreversibles, como la subida del nivel del mar debido al deshielo.
La ONU insta a transformar los sistemas alimentarios para alcanzar los ODS
Todos los expertos de estos estudios demandan dar visibilidad a estos problemas, no solo en lo referido a la alimentación azul, especialmente a la Cumbre de sistemas alimentarios de las Naciones Unidas que se celebró el pasado 23 de septiembre, así como aumentar la investigación con el fin de proteger las potenciales principales fuentes de la alimentación humana en el futuro, y ayudar así a cumplir con el vital segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) referido a reducir el hambre.
En este sentido, el Secretario General de la ONU, António Guterres, pidió al mundo tras la Cumbre que cumpla sus promesas para un futuro mejor a través de sistemas alimentarios que funcionen para las personas, el planeta y la prosperidad, además de pedir a los gobiernos que cumplan los compromisos para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030.
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