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Recientemente, los recortes en la ayuda humanitaria implementados por algunos países, como Estados Unidos, han llevado a Save the Children a suspender “programas esenciales” para niños desnutridos, en un momento en que 131 millones de menores en todo el mundo viven en zonas afectadas por “crisis alimentarias severas”.
La organización denunció el pasado miércoles en un comunicado que los gobiernos globales están reduciendo sus presupuestos destinados a la ayuda humanitaria, lo que impacta directamente a cerca de 40 países en África, Asia, América Latina, Europa y Oriente Medio.
Millones de niños desnutridos en riesgo por recortes a programas de salud
Estos recortes ponen en peligro la continuidad de programas de salud, nutrición y educación que cubren las necesidades de “millones de niños desnutridos”, lo que obliga a Save the Children a “cerrar cientos de centros de salud y nutrición que ofrecen atención crucial a la infancia”.
La organización advirtió que “cada minuto nacen unos 35 niños y niñas condenados a vivir con hambre” y destacó que “la inestabilidad económica, los conflictos y los efectos del cambio climático están provocando una crisis mundial de hambre que afecta el crecimiento de los niños desnutridos, perjudica su desarrollo y debilita sus sistemas inmunológicos”.
En este contexto, denunció que los niños desnutridos “tienen once veces más probabilidades de morir por enfermedades e infecciones comunes”.
Ante esta situación, Gabriella Waaijman, directora de operaciones de Save the Children, recordó que su organización lleva “más de cien años salvando a la infancia; es nuestra razón de ser y está en nuestro nombre”. En este sentido, subrayó que “con más niños desnutridos que siguen necesitando ayuda, recortar el apoyo en este momento es como intentar apagar un incendio forestal con una manguera que se está quedando sin agua”.
La entidad también ofreció ejemplos de crisis humanitarias reales para ilustrar lo que supone para las comunidades locales perder el apoyo proporcionado por Save the Children.
Crisis en Gaza
En Gaza, donde casi la totalidad de los 1,1 millones de niños y niñas que viven en la Franja padecen una “inseguridad alimentaria crítica”, estos recortes implican “la disminución de los tratamientos para menores con desnutrición y el cierre de diez centros maternales” donde la organización brinda apoyo nutricional a mujeres embarazadas y recién nacidos. En Somalia, un país golpeado por una “situación de hambre extrema” debido a una crisis climática que persiste desde hace décadas, la falta de asistencia humanitaria provocará el cierre de unos 121 centros de salud y nutrición gestionados por Save the Children. Mientras tanto, en Afganistán, donde la población enfrenta las consecuencias del regreso de los talibanes al poder, esta situación llevará al cierre de las clínicas de salud en las que trabaja la ONG.
Ante este panorama, Save the Children instó a los líderes mundiales y a la comunidad internacional a que “inviertan económicamente en la infancia y su futuro” y defiendan “los principios fundamentales que sostienen la ayuda humanitaria”.
Por último, la organización advirtió que “el sector de la ayuda humanitaria se transformará de manera irreversible debido a estas drásticas reducciones” y subrayó la importancia de que, además de atender las necesidades urgentes, se trabaje en conjunto para reformar el sistema y garantizar una respuesta efectiva para los niños desnutridos.
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