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En los campos de refugiados, los responsables de la ayuda humanitaria y de cooperación se enfrentan al gran reto de la correcta gestión del agua.
De esta imperante necesidad surgió la Herramienta de Optimización de Agua Segura (FODA por sus siglas en inglés), un mecanismo centrado para que el agua sea fuente de vida y no de enfermedades en entornos críticos.
Gracias a una actualización que cuenta con la Inteligencia Artificial realizada por investigadores del Instituto Dahdaleh de Investigación en Salud Global de la Universidad de York y la Escuela de Ingeniería Lassonde.
FODA v2, ayuda en la gestión del agua en campos de refugiados, salvando vidas
La herramienta se encarga de recopilar y monitorizar datos sobre la gestión del agua en los campos de refugiados. Esta plataforma se ha creado en asociación con Médicos Sin Fronteras.
Ha conseguido demostrar como se aumenta de forma drástica la seguridad del agua para las personas que viven en estos entornos humanitarios, corrigiendo imprecisiones sobre los niveles adecuados de cloración que se prolongan durante décadas.
Gracias a FODA v2, se brinda a los servicios humanitarios la asistencias necesaria en situaciones críticas donde las enfermedades que se transmiten por el agua son de las principales amenazas para la salud.
“Nuestra primera versión de la herramienta fue un prototipo. Lo que hemos hecho en los últimos dos años, con los comentarios de los usuarios y el aprendizaje de campo, es crear un producto web de última generación”, explica el líder del equipo, Syed Imran Ali, investigador en el Instituto Dahdaleh y profesor adjunto en la Escuela de Ingeniería de Lassonde.
“Este es uno de los primeros despliegues operativos de tecnología de Inteligencia Artificial en la respuesta humanitaria”, señala el experto.
James Brown, asesor y trabajador en campos de refugiados en la gestión del suministro de agua explica que "trabajando como ingeniero de agua en una crisis hay que proporcionar el recurso a personas extremadamente vulnerables y nuestro trabajo es ayudar a protegerlas de todos los riesgos para la salud que existen en ese tipo de entorno".
"Es tan frustrante no tener la información que se necesita para estar seguro de que el agua que estás suministrando no supone otro riesgo para la salud. La motivación de todo el trabajo que hemos estado haciendo para publicar el FODA v2 es ayudar a las personas a tomar las mejores decisiones y brindarles la confianza de que se mantienen los estándares de calidad, tanto para los trabajadores humanitarios como para quienes dependen del suministro de agua”, añade Brown.
Esta herramienta nación de la experiencia de Ali trabajando con MSF como especialista en agua y saneamiento en campos de refugiados en Sudán del Sur.
Aunque seguían las pautas estándar de la industria de cloración del agua descubrieron que este no era segura en los hogares durante el brote de hepatitis E, enfermedad grave transmitida por el agua y que presenta una tasa de mortalidad de hasta el 25 % en mujeres embarazadas, a lo que se sumaban las lluvias, las inundaciones, etc.
Observación del comportamiento de la calidad del agua en estos entornos humanitarios
Gracias a dicha observación, descubrieron que las pautas utilizadas por el sector humanitario en general, se basaban en suposiciones erróneas.
Y es que en los campos de refugiados se recolecta agua de grifos públicos en contenedores, donde se almacena y se usa durante muchas horas, ahí sucede la re-contaminación.
“Pero gracias a la nueva herramienta, "descubrimos que el uso de las recomendaciones FODA efectivamente duplicó la proporción de hogares con agua potable alrededor de las 15 horas en comparación con la práctica del statu quo”, dice Ali.
La aplicación de la IA en este proyecto promete un agua más segura, con un nivel óptimo de niveles de cloro para la protección de las personas pero sin que estas lo rechacen, ya que en los campos de refugiados y los países en desarrollo, están acostumbradas a fuentes de agua de alta calidad pero no al cloro.
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