Durante el Día Internacional de la Capa de Ozono, damos un paseo por su pasado y su estado actual

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16/09/2024 - 08:00
La capa de Ozono protege al Planeta

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Hoy celebramos el Día Internacional de la capa de ozono que rodea la tierra para protegernos, y que, con el avance de la sociedad, pasó a convertirse en uno de los primeros símbolos que mostraban la degradación medioambiental mundial.

Al menos, hay buenas noticias, porque se está recuperando, ya que en las últimas décadas, el ser humano ha conseguido eliminar de forma gradual muchas sustancias químicas que la dañaban.

Este escudo protector del planeta, se encuentra situado en la estratosfera, entre 15 y 30 kilómetros por encima de la superficie terrestre.

La capa de ozono, una de las grandes dañadas por la evolución terrestre

La capa de ozono nos protege de la radiación ultravioleta (UV) del sol, incluso de los más dañinos, los rayos UVB. La exposición a ellos se relaciona con mayor riesgo de cáncer de piel y cataratas, así como daños en plantas y en los ecosistemas marinos.

El ozono atmosférico se conoce como el bueno, y no debemos confundirlo con el ozono troposférico o a nivel del suelo, conocido como el malo, pues es el segundo también tiene un papel clave en la contaminación atmosférica y va relacionado con las enfermedades respiratorias.

Cuando se comenzó a medir el ozono estratosférico, en 1957, su concentración era estable, pero nuevas investigaciones en los años 70 y 80 revelaron el comienzo de problemas.

Gracias a un acuerdo histórico firmado por 197 países miembros de la ONU en 1987, conocido como Protocolo de Montreal, se consiguió ir eliminando de forma progresiva sustancias que agotan la capa de ozono.

Sin la existencia de este pacto, la EPA calculó que, solo en Estados Unidos, podrían haberse producido unos 280 millones de casos adicionales de cáncer de piel, 1,5 millones de muertes por dicha causa y 45 millones de casos de cataratas, y el mundo sería un 25 % más caluroso de lo que es ahora.

Aquellas sustancias químicas que fueron prohibidas por el Protocolo fueron eliminándose, pero algunos gases nocivos para la capa de ozono siguen en activo.

Este es el caso de los hidroclorofluorocarburos (HCFC), convertidos en sustitutos transitorios menos nocivos pero perjudiciales.

Este tipo de gases, los HCFC, también son potenciales propulsores de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y contribuyen al cambio climático.

Por esta causa, en 2016 dio lugar a la creación a la Enmienda de Kigali en 2016, que se añadía al Protocolo de Montreal y que entró en vigor en 2019 para que se reduzca el uso de los HCFC en más del 80 % durante las próximas décadas.

Así es la actualidad para la protección solar de la Tierra

El caso, es que al menos, tenemos unas buenas noticias, y es que los científicos vigilantes de la capa de ozono exponen que se está recuperando. Puede volver a su estado de 1980 para el año 2040.

Pero los agujeros más persistentes son los que se encuentran ubicados sobre el Ártico y la Antártida, y según la comunidad científica, estos deberían recuperarse entre el 2045 y el 2066.

Aunque, nuevas amenazas surgen cada vez con más fuerza y afectan destruyendo todo lo conseguido hasta ahora. La capa de ozono, según recientes estudios científicos, se resiente con el humo que surge de los grandes incendios forestales que asolan el planeta sin control. Como el cambio climático cada vez los vuelve más intensos y difíciles de sofocar, los científicos avisan de que la recuperación de la ozonosfera se verá afectada seriamente.

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