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Las ciudades compactas y de alta densidad presentan menores emisiones de dióxido de carbono (CO2) por persona, pero enfrentan problemas como una peor calidad del aire, menos áreas verdes, mayores tasas de mortalidad y una mayor congestión vehicular.
Por otro lado, las ciudades con más espacios verdes y menor densidad de población cuentan con más áreas verdes, tasas de mortalidad más bajas y un efecto de isla de calor urbano reducido, aunque presentan una mayor huella de carbono per cápita.
Las ciudades compactas de alta densidad predominan en Europa
Estos hallazgos provienen de un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), respaldado por la Fundación "la Caixa", que analizó 919 ciudades europeas.
El estudio, publicado este pasado jueves en la revista ‘The Lancet Planetary Health’, identifica cuatro tipos básicos de configuraciones urbanas en Europa: ciudades compactas de alta densidad, ciudades abiertas de baja altura y densidad media, ciudades abiertas de baja altura y baja densidad, y ciudades verdes de baja densidad.
La distribución demográfica y características urbanas
La mayoría de la población del estudio vive en ciudades compactas de alta densidad (68.096.496 personas) y en ciudades abiertas de baja altura y densidad media (56.108.876). En comparación, los habitantes de las ciudades abiertas de baja altura y baja densidad suman 38.559.619, mientras que las ciudades verdes de baja densidad albergan a 27.474.508 personas.
Las ciudades compactas se distinguen por su superficie reducida y alta densidad de población. También suelen contar con una alta concentración de zonas peatonales, una densidad moderada de carriles bici y una disponibilidad limitada de zonas verdes naturales.
El impacto en la movilidad
Este tipo de urbanización es el más común en Europa en términos de número de habitantes, con más de 68 millones de personas residiendo en estas áreas, como Barcelona, Milán, París y Basilea.
La ciudad compacta suele facilitar la movilidad a corta distancia, gracias a sus redes de transporte público y sus infraestructuras densas para peatones y ciclistas.
La solución ideal para entornos urbanos saludables
Debido a estas características, el modelo de ciudad compacta ha sido destacado en la literatura científica reciente como el más adecuado para fomentar entornos urbanos más saludables y sostenibles.
Las ciudades con baja altura y densidad media suelen tener áreas pequeñas, una población moderada y una densidad relativamente alta de calles para el tráfico motorizado.
La oferta de zonas peatonales, carriles bici y espacios verdes es intermedia en comparación con otros tipos de municipios. Ejemplos de este tipo de ciudades son Bruselas, Dublín y Leipzig.
Las ciudades abiertas de baja altura y baja densidad ocupan más superficie y tienen menor densidad de población que las otras ciudades. Estas ciudades presentan pocas zonas peatonales y carriles bici, pero cuentan con moderada a alta disponibilidad de zonas verdes naturales en las afueras. Ejemplos incluyen Pisa, Oviedo y Toulouse.
Espacios verdes vs. contaminación y eficiencia energética
Las ciudades verdes de baja densidad se distinguen por su gran extensión y baja densidad de población. Suelen tener moderadas zonas peatonales, muchos carriles bici y amplios espacios verdes integrados. Ejemplos son Helsinki, Rennes, Aarhus y Estocolmo.
Las ciudades compactas de alta densidad y las abiertas de baja altura y densidad media tienen altos niveles de tráfico motorizado, lo que resulta en mayor contaminación y tasas de mortalidad elevadas. Sin embargo, tienen menor huella de carbono per cápita debido a su mayor eficiencia energética.
En contraste, las ciudades verdes de baja densidad tienen los menores niveles de contaminación y efecto isla de calor, lo que conlleva tasas de mortalidad más bajas. No obstante, su baja eficiencia energética y desplazamientos largos las hacen más costosas en términos de huella de carbono per cápita.
Perspectivas de ISGlobal sobre calidad ambiental
Según Tamara Iungman de ISGlobal, aunque la ciudad compacta es un modelo prometedor, necesita mejorar su calidad ambiental y superar desafíos relacionados con la contaminación y la falta de espacios verdes.
Mark Nieuwenhuijsen, responsable del programa de Clima, Contaminación Atmosférica, Naturaleza y Salud Urbana de ISGlobal y autor principal del estudio, afirma que "debemos explotar el potencial de nuestras ciudades compactas mediante enfoques innovadores como las supermanzanas, barrios de bajo tráfico o sin coches, y soluciones basadas en la naturaleza, tales como la plantación de árboles y la incorporación de tejados y fachadas verdes. Es crucial reducir el uso del coche y fomentar el transporte activo y público".
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