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Las desafortunadas afirmaciones del ministro Garzón continúan en el punto de mira. Lo cierto es que el consumo de carne tiene impacto ecológico sobre la atmósfera y la biosfera. Así lo han demostrado varios estudios respaldados por la ONU, entre otros.
La ganadería produce hasta el 14,5 % de los gases de efecto invernadero a causa del proceso digestivo de los animales y la descomposición de materia orgánica. Asimismo, el pasto para el consumo animal y la producción de carne suponen un elevado gasto de agua —en torno a 1.695 litros para una hamburguesa—, energía y uso del suelo, poco sostenibles en la mayoría de los casos.
La huella ecológica de la industria cárnica se hace notar en la deforestación
El consumo exacerbado de carne y otros derivados animales procedentes de la ganadería industrial es una de las cuestiones alimentarias más importantes de nuestros tiempos.
Su consumo en los países desarrollados ha alcanzado niveles totalmente insostenibles, y lo peor es que se considera normal, natural, necesario y agradable.
España es el segundo país europeo y el decimocuarto mundial que más carne consume por persona al año, según Greenpeace.
Si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero
El consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos una huella en el planeta. Es más, el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura proyecta que crezca en un 76 % hasta 2050. “Se consumirá más carne que nunca en la historia, y pagaremos un precio ambiental y humano, a menos que se haga un cambio”, asegura ONU Medio Ambiente.
Estos son los siete grandes problemas derivados de un excesivo consumo de carne - Fuente Greenpeace- :
Daña nuestra salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a la carne procesada como “carcinógena para los humanos” y la carne roja como “probablemente carcinógena para los humanos”.
Además, el consumo excesivo de carne, en combinación con otros factores como la falta de ejercicio físico, contribuye a deteriorar nuestra salud, generando sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
Contribuye al cambio climático
No podemos frenar el calentamiento global si no cambiamos el modo de producir y consumir carne y otros derivados animales.
Monopoliza la tierra cultivable
Con cerca del 75 % de la superficie agrícola destinada a la ganadería, tanto en forma de pastos como para producir piensos, no conseguiremos salvar los bosques y frenar la pérdida de biodiversidad a menos que frenemos la expansión de la ganadería industrial.
Estamos transformando la Amazonia en filetes baratos.
Merma la biodiversidad
La agricultura industrial destruye masivamente la biodiversidad, incluso la alimentaria. En el mundo existen más de 30.000 especies vegetales comestibles pero cada vez centramos más nuestra alimentación y la de los animales en cuatro: trigo, soja, maíz y arroz. Lo mismo hace la ganadería industrial. Según la FAO, la quinta parte de las razas de ganado a nivel mundial está en peligro de extinción.
No podemos permitirnos seguir perdiendo biodiversidad, por eso tenemos que cambiar el modo de producir y consumir carne.
Envenena el agua
Purines, antibióticos, fertilizantes y plaguicidas contaminan los acuíferos llegando a provocar “zonas muertas” en los océanos. Además, la ganadería demanda altas cantidades de agua. Por ejemplo, para producir 1 kg de filete de ternera son necesarios 15.000 litros de agua, mientras que para producir 1 kg de trigo hacen falta 1.300 litros o 131 para 1 kg de zanahorias. El agua es vida y para que siga siéndolo hay que cambiar el modelo productivo y reducir el consumo de carne.
Favorece un sistema de producción de grandes capitales
Cambiar el modo de producir y consumir carne es una forma de cambiar las reglas del juego y de promover la soberanía alimentaria.
Olvida el bienestar animal
Todo el modelo de ganadería industrial se basa en un principio básico: alimentar y sacrificar a los animales lo más rápidamente posible y bajo cualquier condición para maximizar los beneficios. Esto generalmente significa mantener vacas, cerdos y pollos en explotaciones con una elevada densidad de animales, no respetando su bienestar y creando una bomba de relojería para el surgimiento de enfermedades.
Qué puedes hacer tú
¡Actúa con tu consumo! La dieta es una de las mejores y más sencillas herramientas que tenemos para contribuir positivamente a salvar el planeta y a mejorar nuestra salud.
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