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- La mejora de la calidad del aire está siendo general, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas.
- Los niveles de contaminación del aire en varias de las principales ciudades de España se han reducido un 55% de desde que el Gobierno decretara el estado de alarma el pasado 14 de marzo para frenar la expansión del COVID-19,
- La contaminación crónica del aire facilita el deterioro prematuro de los pulmones y contribuye al desarrollo de patologías respiratorias que están vinculadas a las tasas de mortalidad por COVID-19 más altas.
La European Public Health Alliance, EPHA, ha publicado una colección de imágenes de satélite que muestran el importante descenso de los niveles de contaminación del aire en las principales ciudades de mundo afectadas por la pandemia del COVID-19.
Este descenso está directamente relacionado principalmente con el descenso del tráfico rodado. Sin embargo, la EPHA considera que este descenso llega tarde para todos los pacientes que están luchando hoy contra el COVID-19 por las consecuencias que la exposición prolongada a la contaminación tiene en la salud de la población.
La contaminación crónica del aire facilita el deterioro prematuro de los pulmones y contribuye al desarrollo de patologías respiratorias que están vinculadas a las tasas de mortalidad por COVID-19 más altas.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica hace suya esta reflexión y recuerda, la importante relación entre calidad de aire y enfermedades respiratorias. Cada vez hay más evidencias científicas que demuestran que la contaminación del aire es altamente nociva para los pulmones, y que causa y empeora infecciones y patologías respiratorias crónicas como insuficiencia respiratoria, EPOC y asma.
“Desde SEPAR, sin dejar de poner todo nuestro empeño en la lucha contra la pandemia del COVID-19 en las que estamos implicados en primera línea, queremos recordar una vez más la necesidad de adoptar medidas para reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire de nuestro entorno” explica el Dr. Carlos A. Jiménez-Ruiz, neumólogo y presidente de SEPAR.
La Dra. Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del Área de Medio Ambiente de SEPAR recuerda que la contaminación es un grave problema sanitario que causa 10.000 muertes anuales en España y que los cuatro contaminantes más peligrosos para la salud son: el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono, las partículas en suspensión y el dióxido de azufre.
Diversas ciudades españolas superan a menudo los niveles recomendados para la salud humana de distintos contaminantes y partículas. “En los días en que esto ocurre aumentan los ingresos hospitalarios, las consultas médicas y las atenciones en urgencias, especialmente de los enfermos crónicos respiratorios: asmáticos y pacientes con EPOC”, destaca la Dra. Urrutia.
Baja la contaminación
Los niveles de contaminación del aire en varias de las principales ciudades de España se han reducido un 55% de desde que el Gobierno decretara el estado de alarma el pasado 14 de marzo para frenar la expansión del COVID-19, enfermedad causada por el coronavirus, lo que hace que la mayoría de la población española esté confinada en sus casas.
Así lo recoge Ecologistas en Acción en su informe 'Efectos de la crisis del COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España'. El estudio se basa en datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) recogidos en 125 estaciones de medición repartidas en 24 ciudades durante este mes de marzo y los de los 10 años anteriores.
Según el informe, desde el pasado 14 de marzo se ha producido una reducción del 55% en los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas en comparación con los de la última década, lo que se debe en buena parte a la reducción del tráfico de vehículos.
La mejora de la calidad del aire está siendo general, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas. No obstante, persiste una cierta diferencia entre la polución registrada en las estaciones orientadas al tráfico, algo mayor, que en las de fondo urbano.
"Los niveles de NO2 registrados durante el estado de alarma son los más bajos para la segunda quincena del mes de marzo de la última década, en todas las ciudades analizadas", afirma Ecologistas en Acción. Además, están muy por debajo del valor límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando ese umbral suele superarse en marzo en las estaciones situadas en lugares con tráfico de vehículos.
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