El correo postal no está muerto, todavía

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10/04/2022 - 17:30
Buzones

Lectura fácil

Que cada vez se utilizan menos las cartas y la correspondencia física es una realidad palpable desde, al menos, dos décadas atrás. Pero aunque pareciera que el declive en la cantidad de documentos enviados por correo postal es evidente, el sistema logístico más interesante de la historia de las sociedades modernas estaría lejos de desaparecer.

Desde luego, es una cuestión de contrastes y perspectivas. Así, mientras en Estados Unidos la reducción de décadas contrapuesta sería de hasta el 75 %, en España la reducción es notablemente menor, aunque es considerable la cantidad de personas que asocian el hecho de enviar documentos por correo postal como algo ajeno a esta época. Como se decía: el correo postal no está muerto aún.

La muerte quizás no lo sea tanto

La digitalización abrupta que vivieron las sociedades modernas en las dos últimas décadas pudo ser comparable, a la vez, a la vivida en los últimos 2 años motivado a la crisis sanitaria que la mayoría de los países tuvo que afrontar. Así, incluso algunas personas habituadas más a las cartas que a los mensajes con emojis, digitalizaron la forma de sus comunicaciones; al mismo tiempo que las empresas más reacias a abandonar el correo postal -las entidades bancarias y las instituciones públicas a la cabeza-, comenzaron a digitalizar sus servicios.

A pesar de ello, la muerte del correo postal quizá no sea la muerte misma, sino una transformación completa, porque aunque las restricciones de asociación, de negocios, de márgenes de ganancias e inversiones que suelen tener los servicios postales por estar siempre ligadas de forma histórica a una gestión gubernamental preferencial, el servicio postal estará más ligado a las zonas donde la digitalización no llega o a servicios que otras empresas privadas no estén autorizadas a utilizar, aún.

No es raro que los servicios logísticos generados por la propia digitalización utilicen estos servicios para compaginar los resultados pretendidos, desde servicios de última milla hasta el envío de documentación confidencial o privada, donde no se suelen utilizar culturalmente las empresas privadas, más asociadas a las mercancías que a las comunicaciones.

Transformación generacional

Escribir una carta está muy habituado a ciertas profesiones y por supuesto, a generaciones específicas de la población. No se puede a la vez obviar la presencia de zonas de la sociedad en las que las coberturas móviles, las redes de última generación en cuanto a internet y, por supuesto, los gadgets no lleguen debidamente. La misma situación que afrontan otros sectores como el de los medios de comunicación impresos, que no sufrirán una muerte o desaparición como tal, sino más bien una transformación generacional.

Porque aunque algunas entidades bancarias requieran de enviar documentación física, pero más que todo recibirlas por parte de sus clientes; o que las instituciones públicas como DGT y las multas o los requisitos enviados por correo postal a las entidades tributarias; el servicio postal por su tendencia a lo incorruptible e inmune a los hackeos, pudiera estar más relacionado con otro tipo de comunicaciones e interacciones de más alto nivel. No en vano, durante el tiempo de confinamiento, las elecciones de Estados Unidos tuvieron la mayor participación de votantes por vías postales, tanto para salvaguardar la seguridad de los electores como para impedir la tendencia a ser corruptible del manejo de información confidencial por medios digitales, donde la parte intermediaria pudiera tener mayor acceso a herramientas para vulnerar o interceptar las comunicaciones.

Los datos son elocuentes: el descenso en la cantidad de cartas y documentos enviados año tras año no da lugar a sorpresas, sino que forma parte de la manera en que la sociedad evoluciona y se adapta cada vez más a lo digital. No quiere decir de ninguna manera que en el futuro el correo postal será parte de la historia y el pasado, pero tampoco será posible prever sus acciones pivotantes y sus potenciales transformaciones.

Fuente: https://modeloscarta.com/

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