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La pandemia está suponiendo un revés para la salud mental, no solo por el estrés que generan las restricciones y el bombardeo de información sino que la propia enfermedad también puede arrastrar efectos una vez superada. El Covid persistente es aquel cuyas secuelas se prolongan más allá del alta hospitalaria. Varios artículos de la revista científica Journal of Internal Medicine explican, a través de una muestra de 179 pacientes, que cerca del 30 % de los pacientes sufren ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático a dos meses del alta.
Esto también va acompañado de una baja calidad de vida para los componentes físicos y mentales en 4 de cada 10 pacientes. La incidencia de los que sufren deterioro cognitivo es en torno a la mitad de personas al año después de pasar la enfermedad.
La OMS reconoce el síndrome post covid -19
Tal y como señala, por tanto, este estudio, las secuelas de la enfermedad pueden dar lugar a un síndrome post-covid-19, cuya definición publicó la OMS en octubre. "Las causas de la niebla cerebral o del covid a largo plazo están por dilucidar y podrían comprender la inflamación, el daño endotelial, la autoinmunidad, los factores de estrés social, neuroinvasión por el virus y otros", agregan los investigadores.
En palabras de Raúl Méndez, "los datos recopilados tienen importantes consecuencias clínicas y, por tanto, implicaciones y desafíos para las políticas sanitarias destinadas a mitigar una ola de efectos en la salud mental por la pandemia". Este asunto requiere de planes de acción no solo a corto sino también a largo plazo para mejorar la detección y el tratamiento de los síntomas psiquiátricos, lo que llevaría a una mejora de la calidad de vida de los pacientes.
La definición completa de la condición Pos-COVID-19 es la siguiente:
"La afección pos-COVID-19 se produce en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición del COVID-19 con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo. Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo. Los síntomas pueden ser de nueva aparición, tras la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19, o pueden persistir desde el inicio de la enfermedad. Los síntomas también pueden fluctuar o puede haber recaídas con el tiempo. Para los niños, puede ser aplicable otra definición".
Sin duda, los efectos que deja el Covid una vez superada la infección requiere de mayor investigación y visibilidad en los medios. Además, deja patente la necesidad de invertir en la mejora y el acceso de la atención sanitaria en materia de salud mental, pues el propio estrés que genera esta enfermedad en una sociedad en pandemia precisa de ayuda de expertos. La Ley de Salud Mental en trámite es uno de los pasos más importantes que ha dado el Gobierno para ayudar a la población en una cuestión que hasta hace no mucho ha generado tabúes. Mientras tanto, la voluntad de las personas, fundaciones y el buen hacer de los profesionales sanitarios harán que esta cuestión tan importante sea accesible y común para las personas.
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