El 96 % de las víctimas de trata atendidas por Cruz Roja son migrantes, en su mayoría, mujeres con fines de explotación sexual y laboral

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15/08/2024 - 08:30
Cruz Roja atiende a migrantes mujeres que sufren violencia

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La Trata es una grave violación de los Derechos Humanos que atenta contra la libertad y la dignidad de la persona y que afecta especialmente a mujeres, niños y niñas.

La mayoría de las personas en situaciones de trata con fines de explotación sexual, laboral y mixta, son migrantes. En concreto, las mujeres migrantes indocumentadas son las más vulnerables a la trata y las más expuestas a ser explotadas sexualmente y en el ámbito laboral. Las cifras muestran que hasta el 96 % de las personas atendidas por Cruz Roja en situación de trata son migrantes. De ellas, el 70 % se encuentran sin permiso de estancia y trabajo en el país y algo menos del 20 % son solicitantes de protección internacional.

Cruz Roja contribuye a acabar con la trata de mujeres afectadas por violencia de género

La trata que afecta a mujeres está considerada violencia de género, especialmente aquella con fines de explotación sexual, sin olvidar la invisibilizada trata laboral en servidumbre doméstica, la trata para matrimonios forzados o la que persigue la explotación reproductiva. Como organización, el objetivo de Cruz Roja es contribuir a que cada mujer y familia pueda acceder a sus derechos y a los recursos que le corresponden, generando paralelamente sistemas de protección y buen trato.  

Más del 80 % de las personas atendidas son mujeres. Concretamente hemos acompañado a un total de 1.284 mujeres que atravesaban por situaciones de trata y explotación: 692 mujeres en situación de trata sexual, 87 mujeres en trata mixta, 35 en trata laboral, junto a las 470 mujeres en explotación sexual.

Solo en los casos de trata, las mujeres y niñas representan el 63 % de las personas atendidas por Cruz Roja en todas sus finalidades de explotación. Además, las mujeres en situación de trata se enfrentan a múltiples violencias machistas, lo que aún más necesario la implementación del enfoque de género interseccional.

En los últimos años, la captación de personas a través de las redes sociales se ha convertido en una realidad creciente. Las redes sociales suponen una herramienta muy poderosa para los tratantes, que se aprovechan de la accesibilidad y el anonimato que proporcionan para atraer a sus víctimas.

También preocupan los casos de trata laboral, un tipo de trata que está infradetectada y que afecta especialmente a sectores como la agricultura y el servicio doméstico, donde las víctimas están más aisladas y sufren de mayor invisibilización y ciertos comportamientos discriminatorios.

La infancia migrante es altamente vulnerable a la trata, especialmente en los casos de niñas y niños que llegan a Europa no acompañados. Se estima que un millón de niñas y niños se encuentran en situación de trata con fines de explotación sexual en el mundo, de los que dos de cada tres menores son niñas.  En España, los datos del Ministerio del Interior muestran que en 2023 se identificaron 20 casos de menores de edad, lo que implica un alto número de niñas y niños no identificados. 

Migración y violencia continuada

Es el caso de Cristina (nombre ficticio), una mujer colombiana de 26 años, casada y madre de una niña de siete años. Apenas terminó la educación obligatoria, “comencé a trabajar desde muy joven para ayudar a mi familia y criar a mis tres hermanos menores, con un padre ausente con un grave problema de alcoholismo y una madre maltratada que trabajaba de sol a sol”.

Con 17 años, “me casé con un hombre muy joven con problemas de drogadicción que empezó a ejercer violencia tras el nacimiento de nuestra hija”. Preocupada por el futuro de ambas y la falta de oportunidades en su país, “acepté una oferta de trabajo en España que me ofreció una amiga de la familia, como empleada de hogar y un piso compartido para mi madre y mi hija y la posibilidad de visitarlas una vez a la semana”.

Las tres viajaron a Madrid con los gastos pagados por la mujer que le ofreció el trabajo, con el acuerdo de devolverle el dinero a plazos. “Al llegar a Málaga, un hombre nos esperaba para llevarnos al piso. Durante el trayecto, nos pidió los pasaportes y me dijo que nos llevaría a la casa donde trabajaría. Sin embargo, el hombre me llevó a un bar de carretera, donde me retuvo y me explotó sexualmente hasta pagar la deuda, sin posibilidad de salir y siendo amenazada constantemente con la posibilidad de hacerle daño a mi familia”. Sólo le permitían una llamada semanal a su madre, bajo vigilancia, donde le obligaban a decir que estaba bien y trabajando de interna.

Desesperada, y tras varios meses en los que estableció contacto y confianza con un equipo Cruz Roja, Cristina, verbalizó que no soportaba más las agresiones y violaciones a las que era sometida. Tras varios contactos más, Cristina, en un descuido, consiguió salir del lugar donde se encontraba y contactó con nosotras.

El acceso a los recursos de Cruz Roja y otras entidades especializadas, es una posibilidad a la que no todas las personas pueden acceder. En el caso de Cristina, contactar con una entidad especializada, le ofreció una alternativa, para salir de esta dinámica de violencia.

Tristemente, en función del territorio donde se encuentran las personas en situaciones de trata y/o explotación, los recursos a los que pueden acceder son muy diferentes, habiendo provincias en las que no existe esta posibilidad.

Cruz Roja, comprometida con las personas más vulnerables, lleva desde los años 90 acompañando a las personas en contextos prostitucionales y en situación de trata en la recuperación de sus derechos, que han sido gravemente vulnerados.

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