Damián Quintero habló sobre la importancia de la salud mental en el deporte de élite

El karateka malagueño, Damián Quintero, concedió hace unos días una entrevista a El Mundo donde repasaba los logros de este año. Entre ellos, se encuentra la medalla de plata conseguida en los Juegos Olímpicos de Tokio. Detrás de ella hay mucha perseverancia, constancia, es decir, mucho trabajo tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Quintero ha tenido que trabajar su salud mental porque, pese a estar entre los mejores de su deporte, puede que su disciplina no vuelva a unos Juegos Olímpicos.

Damián Quintero vivió en Tokio unos Juegos Olímpicos muy atípicos

Los Juegos Olímpicos para un deportista que debuta son fundamentales. Aunque haya nervios también hay muchas ganas de demostrar que te lo has ganado y que quieres ir a por el oro. Sin embargo, en esta edición era todo muy raro. El virus lo paralizó todo y como Damián Quintero reconoce a El Mundo, “fue un parto de cinco años”, uno más de lo normal debido al parón al que nos obligó el Covid – 19.

Además, en Tokio no hubo público ni los deportistas se mezclaron con la gente como si ocurriera en otras ediciones como Barcelona’92. Sin público y solo ante el peligro, no solo él sino muchos deportistas comenzaron a sentir la presión por los nervios o por cualquier otra circunstancia. Debemos recordar que los deportistas no son solo máquinas. Son personas.

Los hechos de Simone Biles o Paula Badosa dejaron muy tocado a Damián Quintero

El karateka malagueño reconoció en la entrevista de El Mundo que el discurso de Simone Biles durante los Juegos Olímpicos de dejó tocado: “Estábamos en la Villa Olímpica y alucinábamos con lo de Biles, pero es que desde España se obvia el circo que se genera en unos Juegos. Llevaba cinco meses oyendo que yo era medalla segura y me hizo acojonarme el día previo”.

Damián Quintero relata que aquella tarde sintió miedo: “Fue una tarde muy dura porque me quedé solo, comí, y llamé atacado a mi mujer tres veces sin saber muy bien qué hacer. En el momento en el que te dices que no puedes fallar la has cagado. Nos exigen, las expectativas que nos ponen son una mochila llena de piedras”.

Esta especie de presión no sólo la podemos achacar a las redes sociales donde no solo los seguidores, sino los bots, tratan de desestabilizar a las personas públicas. Además de los seguidores, esta culpa también puede estar repartido entre los medios de comunicación ya que, en ciertas ocasiones, somos los periodistas los que añadimos esa presión que, en muchas ocasiones es insana: “O te hundes o empiezas a buscar la parte buena y te centras en pensar dónde puedes mejorar. Hay que evitar por todos los medios pensar en el posible fracaso o buscar excusas. Muchas veces las buscamos para evitar dar la imágen de débiles y entonces viene Pablo (su psicólogo) y nos da una bofetada”.