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Washington, 2 feb (EFE).- Tras 4 años en el cargo, Janet Yellen se despide mañana de la presidencia de la Reserva Federal de Estados Unidos con un legado brillante: el desempleo en el 4,1 %, dato no visto en 18 años, y la inflación cerca de la meta anual del 2 %, que contrasta con su discreto adiós del todopoderoso banco central.
"Un desempleo mucho más bajo, mucha más confianza en los mercados financieros y más cerca del objetivo de inflación que en la economía que heredó. ¿Qué más se puede pedir de un presidente de la Fed?", dijo Larry Summers, exsecretario del Tesoro, al comentar en Twitter estos resultados.
Cuando Yellen asumió la presidencia de la Fed, en febrero de 2014, el desempleo era del 6,7 % y a su salida se encuentra en el 4,1 %.
El exvicepresidente de la Fed Alan Blinder comentó en la radio pública NPR que "si se pregunta a cualquiera, incluido al expresidente Ben Bernanke, hace cuatro años, si ella podría alcanzar esa cifra sin incrementar la inflación, casi todo el mundo habría dicho que no. Así que eso es un gigantesco éxito".
Los datos certifican así un desempeño inapelable, dado el doble mandato de fomento del pleno empleo y de estabilidad de precios que tiene el banco central.
Con una visión más amplia e irónica se expresó John Cochrane, economista de la Universidad de Stanford, al valorar el legado de Yellen: "La historia de la política monetaria incluye tantos errores no forzados que no cometer uno es ya un logro. No estropearlo no te garantiza un gran lugar en la historia, pero quizá debería hacerlo".
Solo la llegada a la Casa Blanca del imprevisible Donald Trump ha quebrado la tradición de hace más de tres décadas por la que el nuevo presidente de Estados Unidos mantenía en la Fed al designado por su predecesor, gesto destinado a subrayar el compromiso con la estabilidad en política monetaria del país.
El propio Trump aplaudió su labor y reconoció que le gustaba Yellen, la primera mujer al frente de la Reserva Federal en su más de un siglo de historia, pero recalcó que era necesario marcar el cambio con un nuevo rostro al frente de la institución.
Yellen, por su parte, ha optado por una discreta salida del banco central, mientras ha continuado la senda de gradual ajuste monetario prevista, a la vez que prometía una "suave transición" con su sucesor.
"Hay un fuerte consenso en el comité para el enfoque gradual de ajuste monetario que hemos perseguido, y el gobernador (Jerome) Powell ha sido parte de ese consenso", dijo en diciembre Yellen, en su última rueda de prensa, sobre su sucesor, que ha sido miembro de la Junta de Gobernadores de la Fed desde 2012.
En 2017, la Fed elevó los tipos de interés en tres ocasiones, hasta el rango actual de entre 1,25 % y 1,5 %; y dada la sostenida mejoría económica en Estados Unidos, se prevén tres alzas adicionales a lo largo de este año.
En medio de dudas económicas globales y sorpresas políticas como el "brexit" y la inesperada victoria de Trump en las presidenciales de 2016, Yellen ha logrado mantener el rumbo sostenido pese a las presiones de los llamados "halcones" monetarios, más preocupados por la inflación, y se ha situado en el de las "palomas", más concentrados en alentar la creación de puestos de trabajo.
La presidenta saliente de la Fed, que dejará formalmente el cargo mañana, 3 de febrero, ya ha anunciado que permanecerá en Washington, donde su esposo, el nobel de Economía George Akerlof, es profesor en la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Georgetown.
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