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Varios trabajos de cuatro periodistas españoles fueron clasificados suyos entre los diez finalistas de los AIPS Sport AWARDS, según ha dado a conocer la organización que agrupa los periodistas deportivos de todo el mundo.
Este año se han presentado más de 1.700 trabajos de todo el orbe a estos premios que llegan a su segunda edición.
En la categoría de Mejor Columna, Carlos Matallanas (Diario AS) se ha clasificado entre los diez finalistas por su trabajo titulado “Carta para Rafael Nadal”.
En esta edición, los periodistas españoles han vuelto a estar entre los mejores en cuatro de las ocho categorías del certamen. Una evidencia más de la profesionalidad de los informadores deportivos de nuestro país, lo que constituye un motivo de alegría y satisfacción para la AEPD.
Carlos Matallanas, segundo premio
Carlos Matallanas, periodista de Diario AS, obtuvo ex aequo junto a Sebastian Ignacio Torok, periodista de La Nación, el segundo puesto en la categoría de Mejor Columna. El nepalí Prajwal Oli, del Kathmandu Post, ganó el primer premio.
El jurado distinguió así la Carta para Rafael Nadal y publicada en Diario AS en junio de 2019 que Carlos Matallanas escribió con sus pupilas, como hace desde que sufre esclerosis lateral amiotrófica (ELA). El trabajo recoge una doble idea original: el reconocimiento a los valores que transmite el tenista y el impulso personal que supone para el periodista en su batalla con la enfermedad.
Carlos Matallanas, representado en la gala por su hermano Javier Gómez Matallanas, envió un vídeo para agradecer su premio y explicó las razones que le llevaron a escribir la carta justo después del duodécimo Roland Garros de Nadal.
“Nada de lo que escribía me parecía original, así que escribí una carta directa. Se me ocurrió hablar de lo que significaba el mejor deportista español y cómo me ayuda en mi lucha ante la adversidad. Estos premios son una buena oportunidad para ensalzar los valores del deporte”
'Carta para Rafael Nadal'
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este artículo con las pupilas.
"Hola, Rafael, no voy a ser muy original. Es imposible serlo cuando existe tal consenso. Además, hace diez años que me quedé sin palabras ocurrentes, cuando escribía en El Confidencial crónicas y análisis de sus victorias y contratiempos. Me tiré el siguiente lustro repitiéndome groseramente. Sé que a mis compañeros periodistas les afecta el mismo mal. Nos ha dejado a todos literalmente sin palabras.
Por eso no voy a gastar renglones para describir lo que todos sabemos. Me gustaría aprovechar esta privilegiada ventana que tengo para hablarle de cómo le veo desde mi situación. Yo he sufrido una terrible derrota, una enfermedad salvaje truncó mi proyecto vital cuando me encontraba en el mejor momento. Según todas las estadísticas de supervivencia media, ya no debería estar aquí. Desde 2016, veo sus partidos postrado en la cama, sin poder moverme. Yo soy un hombre de fútbol, es de las pocas cosas de las que me atrevo a hablar con firmeza y propiedad. Pero por suerte, mis ojos de futbolista me permiten disfrutar de otros deportes sintiendo cercanos sus complejidades y desafíos.
Desde mi modesta afición al tenis de élite, su carrera la he vivido con el gozo y la pasión que comparto con millones de personas en todo el mundo. No soy de idolatrar, ni siquiera a aquellos que me transmiten alegrías y sensaciones inolvidables, pero con usted la admiración es estratosférica. Me he preguntado muchas veces qué es lo que más me engancha de su trayectoria. No es el éxito, eso lo tengo claro, es ruin querer a alguien sólo porque le va bien en la vida. La superación de la adversidad física es lo más épico de sus andanzas, sin duda, pero creo que aún valoro más otras virtudes. En lo estrictamente deportivo me fascina la capacidad de concentración y la templanza en los momentos cruciales, y por supuesto su facilidad para ser más tenaz que todas las estrategias de sus oponentes, lo que a menudo los lleva a la desesperación más absoluta. Asisto a sus derrotas desde el convencimiento de que la frustración por los errores cometidos pesa mucho menos cuando se ha vaciado para jugar al límite de sus posibilidades y conocimientos. Siempre tengo la sensación de que así ha jugado. Todas estas capacidades y otras muchas, como las mejoras en su juego que constantemente incorpora gracias al entrenamiento diario, son grandiosas. Pero, por encima de todo, es su carácter, su actitud, lo que de verdad me engancha a su figura. Y lo que explica todo lo anterior.
Antes de enfermar, ya sentía familiaridad con su manera de estar en el mundo, supongo que más por querer para mí ese arsenal de recursos psicológicos que porque verdaderamente los poseyera. Recuerdo sentir esa sensación cuando le vi de cerca por primera vez, en un pasillo de la Caja Mágica en el Masters de Madrid de 2010. Creo que esa identificación basada en deseos es la que sentimos sus seguidores, más concretamente los que somos compatriotas suyos, los que compartimos parecido espacio sociocultural. Y a la vez, creo que, fuera de nuestras fronteras, los extranjeros nos identifican a todos los españoles a través de su carácter. Más allá de los tópicos y sin caer en patriotismo barato, porque aquí hay igual de malas personas que en todos lados, sí pienso de verdad que usted, Rafael Nadal, es un motor de nuestra identidad colectiva, sea ésta la que sea...." PUEDES LEER LA CARTA COMPLETA AQUÍ
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