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La salud mental es uno de los grandes desafíos actuales. En España, más de un millón de personas sufren trastornos mentales graves, según el Ministerio de Sanidad. Se estima que alrededor del 10 % de la población experimentará ansiedad, depresión, conductas autolesivas o trastornos alimentarios en algún momento de su vida.
Por ello, conducir exige estar en buen estado físico y mental, por lo que es obligatorio pasar exámenes médicos y psicotécnicos periódicamente. Los trastornos mentales pueden afectar la capacidad de conducción, ya que alteran las funciones cognitivas, emocionales y de percepción necesarias para conducir con seguridad.
Los problemas de salud mental son muy destacados a la hora de conducir
Los problemas de salud mental representan uno de los mayores desafíos actuales. Según el Ministerio de Sanidad, más de un millón de personas en España sufren trastornos mentales graves. Asimismo, se calcula que cerca del 10 % de la población padecerá en algún momento de su vida ansiedad, depresión, comportamientos autolesivos o trastornos alimentarios.
Para conducir, es fundamental contar con facultades físicas y mentales adecuadas, lo que justifica la exigencia de exámenes médicos y psicotécnicos periódicos. Las enfermedades mentales, como la depresión o la esquizofrenia, pueden afectar la capacidad de atención y reacción, aumentando el riesgo de accidentes.
Por otro lado, es importante saber que ciertos medicamentos utilizados para tratar estos trastornos pueden generar efectos secundarios que comprometen la seguridad al volante, como la somnolencia o la disminución de la concentración.
¿Qué enfermedades te prohíben conducir?
La capacidad de conducir puede verse comprometida dependiendo del trastorno mental que se padezca, su etapa de evolución y los tratamientos utilizados. Por ello, es necesario realizar una evaluación personalizada para determinar si una persona es apta para conducir, similar a lo que ocurre con otras enfermedades.
En general, no se permite la conducción a quienes sufren de demencia, trastorno de ansiedad, trastornos de la personalidad, depresión, trastornos del sueño, TOC, TDAH, o adicciones a alcohol y drogas, a menos que se trate de casos leves con un informe médico favorable. Además, no se podrá renovar el permiso de conducir si se padece disnea permanente, tanto en reposo como ante pequeños esfuerzos.
Asimismo, la Dirección General de Tráfico prohíbe la conducción en personas con enfermedades degenerativas, neurológicas y crónicas como el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), temblores esenciales, EPOC, distrofia muscular, osteoporosis, Parkinson y artritis reumatoide.
Otras patologías importantes
La Dirección General de Tráfico (DGT) advierte que varias patologías pueden ser incompatibles con la conducción. Entre ellas, las enfermedades respiratorias como la apnea del sueño y la disnea permanente, ya sea en reposo o con esfuerzo mínimo, pueden limitar la capacidad de conducir, impidiendo la renovación del carné en casos graves.
En el ámbito renal, las personas con trasplante de riñón o en diálisis deben contar con un seguimiento médico estricto. En cuanto a enfermedades vasculares, condiciones como la disección o aneurisma de grandes vasos requieren renovaciones más frecuentes del permiso, siempre con la aprobación de un especialista. Lo mismo ocurre con pacientes oncológicos o con trastornos oncohematológicos.
Otras enfermedades como el hipotiroidismo, problemas en las paratiroides o la diabetes insulinodependiente también pueden restringir la renovación del carné, dependiendo de su control. Por su parte, quienes padecen arritmias, han sufrido infartos, tienen marcapasos, prótesis valvulares o desfibriladores automáticos, deben someterse a evaluaciones médicas especiales para seguir conduciendo.
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