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Los ensayos nucleares empezaron en 1945, desde entonces, cerca de 2.000 pruebas se han ejecutado dejando consecuencias devastadoras para la humanidad.
Al principio no se evaluaron los efectos ni el peligro de esta práctica, pero la historia ha demostrado que las tragedias humanas resultantes justifican la necesidad de crear un Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.
Ante esta creciente amenaza, la Asamblea General de Naciones Unidas optó por declarar el 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares con la finalidad de conmemorar la clausura del polígono nuclear Semipalátinsk en agosto de 1991.
Esta efeméride pretende crear conciencia sobre los "efectos de las explosiones de armas nucleares" y sobre la necesidad "de ponerles fin para lograr el objetivo de un mundo libre" de las mismas.
La ONU confía en que algún día desaparezcan todas las armas y ensayos nucleares
En los primeros años de esta práctica, se prestó poca atención a sus efectos y al peligro de las lluvias radiactivas derivadas de los ensayos nucleares en la atmósfera.
La primera conmemoración de este día fue celebrada en 2010. Desde entonces la celebración se realiza mediante la coordinación de diversas actividades en todo el mundo, tales como simposios, conferencias, exposiciones, concursos, publicaciones, ponencias, programas de televisión y radiodifusión y otras iniciativas.
Los horrores de la Segunda Guerra Mundial culminaron en las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, lo que puso de relieve la necesidad de abordar el problema nuclear.
Las armas atómicas contemporáneas son cada vez más poderosas y destructivas
Posteriormente a este esfuerzo, en octubre de 2013, "convencida de que el desarme nuclear y la eliminación total de las armas nucleares constituyen la única garantía absoluta contra el empleo o amenaza del empleo de armas nucleares", la Asamblea General en su resolución A/RES/68/32, declaró el 26 de septiembre Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, con la finalidad de fomentar iniciativas internacionales para lograr la desaparición total del armamento nuclear.
En este contexto, se han visto señales visibles de progreso en varios frentes. Sin embargo, los desafíos persisten, ya que el instrumento internacional que las impediría, el "Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN)" (de 1996), desafortunadamente, no ha entrado todavía en vigor.
Debemos hacer todo el esfuerzo necesario para garantizar la entrada en vigor por completo del tratado de prohibición de los ensayos nucleares y preservar su aplicación a nivel internacional
En este sentido, el Secretario General hace un llamamiento a todos los Estados para que se comprometan a finalizar sus procesos de ratificación en una fecha próxima, si aún no lo han hecho, para que el Tratado entre en vigor a la mayor brevedad posible.
Para ayudar a que el TPCE entre en vigor, las ONG, la sociedad civil y miembros del público, en especial aquellos en países que tienen que ratificar el Tratado para que entre en vigor, pueden instar a su gobierno y parlamento, u otros, a firmar y ratificar el Tratado. También pueden instar a sus gobiernos a respaldar la propuesta de cinco puntos para el desarme nuclear del Secretario General, que incluye la puesta en vigor del TPCE y la consideración de negociar una convención sobre las armas nucleares, respaldada por un sólido sistema de verificación, como se ha propuesto en las Naciones Unidas desde hace tiempo.
Las Naciones Unidas confían en que algún día desaparezcan de la faz de la Tierra todas las armas nucleares. Mientras tanto, es necesario celebrar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares y seguir trabajando por alcanzar la paz y la seguridad en todo el mundo.
Las secuelas de los ensayos nucleares se suman ahora al desafío del cambio climático, que amenaza con sumergir islas (como las Marshall), haciendo desaparecer el hogar de los nativos y vertiendo los residuos nucleares al Océano Pacífico.
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