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Valencia, 23 feb (EFE).- Un grupo de investigadores de la Universitat Politècnica de Valencia ha ideado un prototipo de sistema de comunicación entre señales de tráfico y vehículos que actualiza de forma remota las señales para adaptarlas a las condiciones de tráfico y transforma la placa en un radar permanente.
Este sistema está compuesto por un ordenador empotrado tipo Raspberry Pi, una batería y una antena, y se comunica con cualquier vehículo dentro de su radio de alcance para indicarle la ubicación de la señal, su significado y la dirección del tráfico en la que la señal es aplicable, según los datos a los que ha tenido acceso EFE.
Al recibir esa señal, el vehículo la presenta al conductor en el salpicadero o en dispositivos móviles personales para ofrecer información de forma automática y no intrusiva.
Desde su laboratorio, y en colaboración con expertos de la Universidad Nacional de Tsinghua (Taiwán), el equipo de la UPV ha creado este sistema que, según se explica desde la universidad, "destaca por su bajo coste, fácil instalación y escalabilidad".
"Ante una modificación normativa no será necesario cambiar las señales de tráfico desplegadas en las vías de circulación, como acaba de ocurrir recientemente al limitar la velocidad máxima a 90 km/h en vías secundarias", se añade desde la UPV.
Además de proporcionar información directa al conductor, se cambiarán y se adecuarán al entorno o condiciones climáticas en tiempo real. "Así serán las carreteras y señales del futuro", según Pietro Manzoni, investigador del Grupo de Redes de Computadores del Departamento DISCA de la Universitat Politècnica de València.
"Aunque predecir el futuro siempre es arriesgado, podemos imaginar que en unos cinco años las señales de tráfico se comunicarán directamente con el conductor a través de unidades de a bordo y dispositivos móviles", pronostica Manzoni.
A su juicio, autopistas, autovías y carreteras tanto urbanas como rurales "serán inteligentes y las señales de tráfico interactuarán de forma transparente y automática en las pantallas o salpicaderos de todos los vehículos".
El sistema propuesto envía información de forma bidireccional: transmite información tanto desde las señales de tráfico hacia el conductor como desde este hacia aquellas.
"Esto abre el abanico hacia un conjunto de aplicaciones que permitirían la monitorización en tiempo real del cumplimiento de las normativas de seguridad vial; sería algo así como disponer de una red de radares o guardias de tráfico permanentes en cada señal", destaca Juan Carlos Cano, investigador del mismo grupo.
Las soluciones existentes en el mercado hasta el momento están basadas en las tradicionales señales de tráfico estándar o en pantallas de leds configurables (limitadas a grandes vías y en ámbitos urbanos).
Además, cada vez de forma más habitual los vehículos ya incorporan sistemas que, a partir de cámaras, son capaces de interpretar la información de las señales de tráfico instaladas en las vías.
"Nuestro prototipo procesa todos los datos registrados por las señales, como densidad del tráfico o condiciones meteorológicas. Y, a partir de ellos, envía a los vehículos las órdenes y recomendaciones adaptadas al entorno", explica Cano.
Actualmente puede darse el caso de no ver una señal, por ejemplo, en días de niebla espesa, pero con este tipo de dispositivos -"que hace que las carreteras hablen", según Manzoni- se puede programar una alerta de audio o un mensaje en el salpicadero que, sin desviar la atención del conductor, le permita recibir esa información y reaccionar "de forma natural".
El investigador Carlos Tavares, del GRC-DISCA de la UPV, detalla otro posible caso: "La densidad del tráfico es muy diferente a las horas de entrada o salida de los centros que durante las horas de clase. La señal puede variar en función del tramo horario, pasando de un stop a un ceda el paso, modificando la velocidad máxima permitida o cambiando los intervalos de verde/rojo de un semáforo".
Para validar el prototipo desarrollado, los investigadores prevén que el sistema pueda ser desplegado en entornos críticos tales como "puntos negros" y zonas de baja visibilidad.
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