Lectura fácil
Barkán (Cisjordania), 25 ene (EFE).- Barkán, una colonia en plena Cisjordania ocupada con 160 fábricas de empresas israelíes, es un polígono industrial donde unos 7.000 empleados palestinos e israelíes trabajan conjuntamente, y que los dirigentes colonos de la zona presentan como un modelo exitoso de coexistencia.
Una de las compañías más relevantes es Twito-Plast, que fabrica componentes de aparatos de aire acondicionado y emplea a 130 trabajadores, siendo el 60 % de ellos palestinos, explica su director de exportaciones, Moshe Lev-Ran.
"Aquí no hablamos de política", dice el ejecutivo que, asegura, este tema "se queda fuera" del ámbito de trabajo, donde remarca que "hay muy buen ambiente".
Para él, "la paz llegará solo a través de la economía, no de la política, empleando conjuntamente a palestinos e israelíes" en complejos como el de Barkán, donde actualmente trabajan unos 3.300 palestinos y que depende el Consejo Regional de Samaria, encargado de la administración de varios asentamientos judíos de la zona.
Sin embargo, el pasado octubre, la calma en este polígono se vio alterada con un incidente en que un palestino que trabajaba en una de sus fábricas mató a dos de sus compañeros israelíes, un hombre de 35 años y una mujer de 28, además de herir a otra mujer que acudió al oír el ruido.
Israel calificó el asesinato de ataque terrorista, aunque reconoció que este habría podido tener otro tipo de motivaciones al trabajar en la misma empresa el atacante, que escapó y murió abatido por las fuerzas de seguridad dos meses después.
"Nunca había pasado algo parecido en Barkán, pero lo que sucedió significó solo un bache en el camino", lamenta Lev-Ran, que considera que los empleados palestinos "llevan a casa un salario muy bueno, de 1.500 dólares mensuales", que es "mucho más alto" del que podrían cobrar si trabajasen en empresas en las zonas gobernadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El presidente del Consejo Regional de Samaria, Yosi Dagan, considera que Barkán, junto con el polígono de Ariel, que emplea a 1.500 personas en las inmediaciones de uno de los tres principales bloques de asentamientos en Cisjordania, es un ejemplo de desarrollo que ofrece oportunidades laborales y perspectivas de futuro tanto a la población israelí como a los palestinos de la región.
"Tenemos un impacto potencial en la vida de nuestros vecinos", remarca este representante de los colonos.
Sin embargo, para Maha Abdalah, abogada de la ONG palestina de derechos humanos Al Haq, "este punto de vista no tiene en cuenta el contexto más amplio de ocupación" al que están sometidos los palestinos en Cisjordania, controlada por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967, y "propone simplemente una solución" del conflicto "sobre la base del beneficio económico".
"La mayoría de los beneficios de las colonias industriales o los negocios israelíes van a parar a los mismos israelíes y sus empresas, y para los palestinos solo quedan las migajas", señala la letrada, que añade que la imposición del modelo económico israelí "hace inviable" el desarrollo de una economía palestina propia.
Según la letrada, "un porcentaje importante de palestinos termina recurriendo a estas oportunidades laborales", pero asegura que "la ecuación de poder es desequilibrada", con "una potencia ocupante que administra tierras palestinas públicas o privadas confiscadas ilegalmente", sin que "la población ocupada pueda acceder o utilizar sus recursos de la forma adecuada".
La abogada denuncia que hay miles de palestinos que trabajan para compañías israelíes en los territorios ocupados e Israel "sin contrato ni regulaciones de seguridad o salud", especialmente en el sector de la construcción o la agricultura.
La ONG israelí de apoyo a los trabajadores Kav laOved calcula que 30.000 palestinos son empleados de manera regular en compañías israelíes en Cisjordania y, según destaca a Efe Asia Ladizhinskaya, miembro de la asociación, decenas de miles trabajan temporal o permanentemente en Israel y los territorios ocupados sin contrato laboral, lo que agrava las posibilidades de explotación y abusos.
Abdalah, un joven palestino de 24 años de Ramala, lleva ya un lustro empleado en la nave industrial de Twito-Plast de Barkán, y a preguntas de Efe, mientras fuma un cigarro durante su receso en los accesos de la planta, se muestra "contento" con su trabajo.
Yusef, otro palestino de Jerusalén Este de la misma edad, que trabajó hasta hace poco en una nave industrial de una colonia judía, cuenta a Efe que la relación de los palestinos con sus patrones es de sumisión y desigualdad.
"En muchas fábricas, la mayoría de obreros son palestinos y solo los jefes, que trabajan desde su oficina, son judíos, y no hay mucha conexión", explica, y lamenta que "muchos tienen que trabajar en los asentamientos porque los salarios son mejores, y no tienen otra opción".
Añadir nuevo comentario