El 69% de los hombres asegura no lavarse las manos después de ir al baño

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11/08/2019 - 12:00
baño público

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Se desconocen los motivos, pero ocurre. De acuerdo con un nuevo estudio, solo uno de cada tres hombres asegura lavarse las manos después de usar un baño. Ante el dato, los expertos tienen mucho que decir, porque se trata de una práctica cada vez más habitual y que podría conllevar riegos.

Aunque parezca una tontería, lavarse las manos reduce nuestras posibilidades de padecer un resfriado o alguna infección respiratoria en hasta un 21%. Pero también te podría ahorrar en un 30% a sufrir una diarrea, que suele ser más fácil en aquellas personas con un sistema inmunitario algo débil.

Lo hacemos menos de lo debido

Y es que se trata de una práctica sencilla e integrada en nuestra rutina diaria, pero que hacemos mucho menos de lo que debemos. El 69% de los hombres y el 35% de las mujeres reconocen que no se lavan las manos después de usar un baño público. Esto es revelador, porque solo uno de cada tres hombres se lavan las manos tras ir al baño. Una práctica, que como decimos, las entidades sanitarias advierten como necesaria para evitar posibles infecciones.

Son datos que se desprenden de un estudio publicado por American Journal of Public Health y recogido por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés).

Esta organización recuerda la importancia de lavarse las manos, ya que el simple gesto reduce el riesgo de padecer un resfriado o infecciones respiratorias en hasta un 21%. También el de diarrea en un 30%, una cifra que aumenta si la persona tiene un sistema inmune débil.

¿Cuándo y cómo lavarse las manos?

Para llevar a cabo una correcta higiene, los CDC dan pequeñas recomendaciones de como deberíamos hacer una limpieza óptima.

En primer lugar, humedece las manos con agua, aplica el jabón y frota durante 20 segundos, el tiempo es importante, asegurándonos de limpiar zonas como entre los dedos o bajo las uñas.

Asimismo, aluden a la necesidad de hacerlo antes, durante y después de manipular alimentos, así como después de sonarnos la nariz o estornudar. Pero también después de haber estado en contacto con algún animal o haber cambiado un pañal.

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