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Londres, 19 ene (EFE).- Las empresas y organismos públicos del Reino Unido con más de 250 empleados deben publicar por primera vez en este ejercicio fiscal la brecha salarial entre hombres y mujeres, en un intento por corregir la disparidad en el mercado laboral.
Las compañías, incluidas las entidades benéficas, tienen hasta el 5 de abril de 2018, cuando concluye el año fiscal, para informar de la diferencia porcentual media de los sueldos por sexos, a fecha del 5 de abril de 2017, cuando comenzó el ejercicio.
De momento, un 5 % de las 9.000 firmas afectadas ha divulgado sus datos en la página web oficial, lo que arroja por ahora una brecha favorable al hombre de hasta el 65 %.
Se encargará de supervisar a las entidades la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, cuya directora, Rebecca Hilsenrath, ha dicho que, si no cumplen los requisitos de transparencia, impondrá sanciones y "multas ilimitadas".
La iniciativa gubernamental, recogida en un estatuto adjunto a la Ley de Igualdad de 2010, se celebra como un paso positivo hacia la igualdad pero también ha sido criticada por considerarse insuficiente.
Algunos abogados han advertido de que las medidas punitivas solo tendrán efecto si se apuntalan con legislación específica, mientras que la directora de la Sociedad Fawcett de defensa de la mujer, Sam Smethers, dijo a Efe que debería obligarse a las empresas no solo a publicar sus datos, sino "a revisar su escala salarial y tomar medidas para reducir la brecha".
Sophie Walker, líder del Partido por la Igualdad de la Mujer, instó al Gobierno conservador de la primera ministra, Theresa May, a "dejar de hacer chapuzas y construir una sociedad donde las mujeres sean de verdad visibles".
Como primer paso, declaró, debería extender la obligación de transparencia a las empresas de más de 50 empleados "y abordar las causas que provocan la disparidad laboral, como el mayor papel de la mujer en el cuidado de niños o ancianos".
La socióloga de asuntos de género Sylvia Walby opina, sin embargo, según explicó a Efe, que la nueva regulación "es un avance legal importante", y cree que "la demanda de transparencia propiciará debates que a su vez pueden llevar a reducir el trato discriminatorio".
Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), la brecha salarial promedio en el Reino Unido es del 18,1 % favorable al hombre, y del 9,4 % si solo se computan los empleados a tiempo completo.
Alrededor de 530 firmas ya han enviado sus estadísticas a la base de datos del Gobierno, lo que revela por ejemplo que en la aerolínea easyJet las mujeres cobran de promedio un 51,7 % menos que los hombres, y un 64,8 % menos en la marca de ropa Phase Eight.
En Virgin Media, de telefonía móvil, los salarios son un 9 % más bajos para ellas; en el banco Virgin Money, un 32,5 % inferiores; la mujer cobra un 10 % por debajo en Premier Foods Group y un 30,3 % menos en The Co-Operative Bank.
En el Ministerio del Interior, el sueldo de las empleadas es un 10,1 % inferior al de los hombres, mientras que es igualitario en el Museo Británico, y en la Policía de Cambridge las mujeres perciben un 12,9 % más que ellos, pues tienden a ocupar cargos administrativos más altos.
Los datos publicados, que no se refieren a la igualdad salarial -el sueldo percibido por el mismo trabajo- sino a los ingresos por sexos incluyendo todas las categorías laborales, reflejan, entre otras cosas, que hay muchos más hombres que mujeres en cargos directivos y que por tanto están mejor remunerados.
Como entidad pública sufragada por una cuota de los contribuyentes, causó especial polémica la brecha salarial del 10,7 % en pro del varón registrada por la emisora BBC, que ya había sido muy criticada cuando, en julio de 2017, reveló el sueldo de sus empleados mejor pagados.
Los datos de julio evidenciaron una gran desigualdad salarial entre hombres y mujeres por ocupaciones similares, de modo que el locutor mejor pagado, Chris Evans, cobra 2,2 millones de libras al año (2,4 millones de euros), mientras que la presentadora mejor remunerada, Claudia Winkleman, gana 450.000 libras (o 505.000 euros).
La controversia por la desigualdad salarial en la BBC se ha reavivado con la dimisión el pasado 8 de enero como responsable de noticias de la cadena en China de la periodista Carrie Gracie, que denunció que cobra menos que sus colegas masculinos con el mismo rango en Estados Unidos y Oriente Medio.
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