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Un estudio realizado en 2019 por Parques Nacionales de los Alpes Australianos demostró que existe en el país una superpoblación de más de 25 mil caballos salvajes, conocidos como brumbies, que viven entre Nueva Gales del Sur, Victoria y el Territorio de la Capital de Australia. Esto provoca que el hábitat y algunas especies en peligro de extinción se vean afectadas. Debido a ello, se ha producido una polémica en cuanto al plan del Gobierno de Australia, que tiene como objeto sacrificar a estos animales.
Los “brumbies” son una amenaza para la flora y fauna de los Alpes australianos
Aunque suene cruel, estos caballos o “brumies”, son una amenaza para la flora y fauna de la zona de los Alpes australianos y sus alrededores. Así lo demuestran diversos estudios científicos que “evidencian que la distribución o presencia masiva en algunas partes del parque y la abundancia de caballos salvajes en el parque está causando impactos negativos”. Los científicos destacan estos daños en la vegetación y estructura de las turberas (humedales en cuencas), por erosión del terreno y con ello, la reducción del número de plantas. Es importante destacar que existen más de 14.000 ejemplares de caballos salvajes en Kosciuszko, una cifra que supera en más de 400 % el número ideal que debería existir.
Las autoridades confirmaron que antes de acabar con la vida de los “brumbies” se intentará localizar a la mayor cantidad de caballos posibles en propiedades de personas que se comprometan a cuidar de estos animales hasta su muerte natural. Algo con lo que la población australiana está de acuerdo, pero que muchas otras personas, no cuentan con los espacios necesarios para ellos.
Los funcionarios a favor, los científicos en contra
Por parte de los funcionarios de vida silvestre de Australia, consideran que el plan de acabar solo con 10 mil caballos es suficiente. Insisten en que esto protegerá el área mientras se mantiene el “valor patrimonial” de los brumbies, un concepto que reconoce a estos caballos importantes para el propio parque.
Por otro lado, los científicos se oponen a este hecho. La presidenta de la Academia Australiana de Ciencias, John Shine, añade que se debe “escuchar la ciencia, la evidencia más reciente y las recomendaciones sobre la mejor manera de proteger el parque de los daños significativos de los caballos salvajes”. Además, insiste en que no hacerlo, implicaría un desprecio a los ecosistemas australianos.
Se prohíbe acabar con la vida de los caballos mediante disparos aéreos
El plan del Gobierno que acabará con la vida de estos caballos salvajes ha tenido gran repercusión, también en la manera utilizada para acabar con sus vidas. Se barajó la opción de si fuera posible o no que acabasen con la vida de estos caballos salvajes mediante disparos aéreos. Nueva Gales del Sur, finalmente respondió que no. De hecho, el informe añade lo siguiente: “La política del gobierno de Nueva Gales del Sur durante los últimos 20 años ha sido clara en que no se permiten disparos aéreos hacia caballos en los parques nacionales.”.
En cuanto a los mecanismos de sacrificio de esos caballos, se realizará mediante una combinación de disparos (no aéreos), redadas y reubicaciones. Todo ello con el fin de conservar el medio australiano, otros a favor de elevar el número de caballos salvajes y los que, como en otros casos, se niegan de manera drástica ante este fatal desenlace.
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