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Barack Obama, cuando aún era presidente de los Estados Unidos, declaró que "si hubiera más mujeres al mando, habría menos guerras". Se trata de un pensamiento que también comparte Linda Scott, autora de 'La economía doble X', "sabemos que una mayor participación de las mujeres es clave para mejorar la prosperidad económica, pero también para luchar contra la pobreza y la guerra".
En la actualidad, según fuentes de las Naciones Unidas, tan solo hay 23 mujeres al mando de algunos países como jefas de Estado o presidentas. Varias investigaciones afirman que las mujeres implementan más políticas para la paz que los hombres y, a continuación, te explicamos a qué se debe esto.
¿Por qué debería haber más mujeres al mando?
Desde hace millones de años, cuando la especia humana se encontraba en el principio de su existencia, los hombres y las mujeres no actuaban del mismo modo frente a diferentes problemáticas. Al enfrentarse a un peligro o amenaza, al estar acostumbrados a salir a cazar, los hombres luchaban, huían o se escondían. Las mujeres, por el contrario, al poseer menor fuerza física o menos velocidad, desarrollaron el poder de pasar desapercibidas.
Así es como lo ve la periodista Patrycia Centeno. "Tanto mujeres como hombres nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene el poder de la diplomacia o el poder de la negociación y hemos desarrollado estas técnicas".
Las mujeres al mando, al tener el gran don de dar a luz, priorizan la vida por encima de todo. Es algo que los líderes heteropatriarcales no entienden ni comparten, por lo que han priorizado la guerra y la muerte por encima de la paz y la vida a la hora de alcanzar acuerdos.
El fracaso de Margaret Thatcher o Kamala Harris
Según declara Patrycia Centeno, "por más que hayan existido mujeres al mando, como es el caso de Margaret Thatcher, no han actuado de la manera correcta. Esto se debe a que sus referentes de poder y liderazgo han sido modelos heteropatriarcales y de masculinidad tóxica."
El caso de Kamala Harris se puede explicar gracias al mundo de la moda. Al parecer, el armario actual de la vicepresidenta de los Estados Unidos sufre una fuerte masculinización que antes no definía su estilo. "Durante la campaña y en días importantes de cara a las elecciones, Kamala Harris solía vestir indumentarias de colores vivos, con muchos accesorios, usando el color para mandar mensajes. Sin embargo, desde que ha alcanzado el poder no sale del negro y el marrón".
Patrycia Centeno tiene bien claro que, si hubiese más mujeres al mando, incluso en la mesa de negociación existente entre Rusia y Ucrania, cambiarían bastante las cosas. "Porque tenemos el instinto de proteger la vida".
Los sentimientos, un factor muy importante
Para Patrycia Centeno, el principal problema es que a hombres y a mujeres se nos controla mediante dos vergüenzas totalmente diferentes. Mientras que al sexo femenino, las mujeres al mando entre ellas, se le suele atacar mediante el aspecto físico, para los hombres lo vergonzoso es parecer débiles.
Es por ello que la muestra de sentimientos en la política, de cara al público, no está bien visto. Sin embargo, el poder sentimental debe ser un arma para hacer que el mensaje llegue aún más lejos. Ese era el caso de Carme Chacón, explicado por Joana Bonet, "los compañeros de la política, al ver cómo expresaba sus emociones de forma desinhibida, se sonrojaban y se lamentaban por no poder ser tan directos como ella".
Las mujeres se han ido dando cuenta que no son el sexo débil, sino el vulnerable. Un líder no debería abandonar las emociones, ya que una persona sin emociones es un peligro. "La salud mental y emocional hay que ponerlas como prioridad", sentenciaba la periodista.
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