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Hay datos interesantes y otros impactantes, este es de los segundos: Cada empleado medio en España está trabajando hasta el 26 de mayo para pagar al Estado, es decir, prácticamente cinco meses trabajados sólo para pagar impuestos.
La tendencia apunta a que en los próximos años seguirá creciendo la presión fiscal, por lo que, dentro de poco, estaremos trabajando la mitad de nuestro año sólo para pagar la innecesaria inmensidad del Estado.
Aquí vemos como España ha sido de los países con mayor aumento en recaudación de impuestos en las últimas décadas:
Con esto, y ante la coacción legal de pagar impuestos, sólo nos cabe esperar a que ese dinero se vea devuelto en servicios públicos, algo que se puede poner fácilmente en duda. Hablemos, por ejemplo, de la mayor partida a la que se destinan los mismos, la Seguridad Social.
Pongamos el punto de inicio básico, cada trabajador aporta unas cotizaciones mensuales a la partida que se restan de su salario bruto. Esas cotizaciones tienen el objetivo de ahorrar parte del capital ganado para poder gastar en la jubilación, cuando ya no se tenga capacidad de generar riqueza. Por lo tanto, lo justo y coherente, es pensar que cada trabajador recibirá en un futuro lo que ha ido aportando a lo largo de su carrera profesional, pero, por desgracia, las palabras, justo y coherente, no van siempre ligadas al Estado.
El sistema funciona de tal manera que tus cotizaciones se utilizan para pagar a los jubilados de hoy en día, mientras que uno mismo deberá esperar que las futuras generaciones paguen su jubilación, pudiendo haber tremendas variaciones entre lo aportado y lo recibido, ya que entrarán en juego variables como la natalidad y la mortalidad. Es decir, que en muchos casos no se va a recibir lo aportado o, en otras palabras, que el estado te va a robar parte de tus ahorros.
¿Y por qué este funcionamiento?
Pues básicamente para que el gobierno pueda utilizar el dinero recaudado en el presente, ganando el factor tiempo para su uso y disfrute, pero maquillado siempre como obra social, a pesar de la evidente injusticia que es para el ciudadano. Para que lo entendamos, el dinero que usted le paga a la Seguridad Social no va a ningún fondo especial, va directamente al Tesoro, y se gasta en lo que el Congreso estime conveniente. Se pueden comprar muchos votos regalando beneficios financiados con dinero tomado de los pagos a la Seguridad Social.
Asimismo, si no es suficiente el tremendo expolio ya sufrido, si un empleado muere, por ejemplo, a los 64 años, con más de 30 ejercicios cotizados, todo su ahorro destinado a la jubilación pasa directamente a las arcas del estado, no al heredero legítimo del sujeto. Y es curioso, como muchos partidos presumen de eliminar el famoso “impuesto de la muerte” pero guardan silencio ante este latrocinio.
En los últimos 20 años hemos visto cuatro quiebras de la Seguridad Social, ahora mantenemos dos trabajadores por cada jubilado, pero se estipula que en 2036 sea de un trabajador activo por cada jubilado. Es evidente que el sistema piramidal de pensiones va a la total ruina, lo sorprendente es que parece que nadie quiera a tomar cartas en el asunto hasta que llegue el verdadero crash y sea demasiado tarde.
Pero algunos, desde hace tiempo, no sólo tratamos de crear alarma, sino que también proponemos soluciones urgentes, como la transición progresiva a un sistema de cuentas individuales y privadas, donde cada ahorro sea personal y transferible en caso de fallecimiento.
Evidentemente esta transición se deberá hacer manteniendo las condiciones a la población activa de hoy en día, por eso la necesidad de que sea progresiva.
Y por favor, no confundan pensiones con subsidios, las personas que, por las razones que sean, no ha podido ahorrar para vivir en la jubilación, deberán seguir teniendo ayudas sociales.
Mientras tanto, la opción que tenemos, por ejemplo, los autónomos, es la de tratar de contribuir lo menos posible a este sistema quebrado. Reduce al máximo tus aportaciones a la Seguridad Social y con lo que ahorres abre un fondo privado de gestión patrimonial, me lo agradecerás en un futuro.
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