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Durante los primeros tres años de vida, el sistema inmunológico de los niños se encuentra en una etapa crucial de desarrollo. Acostumbran a enfermar con mayor frecuencia debido a que su inmunidad está en proceso de maduración, y es que sus defensas se fortalecen ante el enfrentamiento constante con virus.
Sin embargo, es en la etapa escolar cuando los niños comienzan a experimentar un cambio significativo en su entorno. Pasan de estar en un ambiente controlado y relativamente limpio a estar expuestos diariamente a una amplia variedad de microorganismos que pueden vulnerar su salud.
Además, al interactuar con otros niños y adultos, aumenta su exposición a posibles fuentes de contagio. Los niños, por naturaleza, tienen una curiosidad innata que los impulsa a investigar y examinar todo lo que encuentran a su alrededor. Esta exploración es su manera de interactuar con el entorno y con otros seres humanos. ¿Cómo lo hacen? A través del juego, mientras caminan, corren o bailan, descubriendo así el mundo que los rodea. Tanto en espacios al aire libre como en lugares cerrados, los infantes suelen ensuciarse la ropa y entrar en contacto con objetos desconocidos.
Los niños son más susceptibles a los patógenos
En este entorno dinámico, es comprensible que los niños sean aún más susceptibles al contacto con patógenos mientras ejercitan sus habilidades cognitivas, psicomotrices y sociales. No obstante, esto no implica que sea perjudicial para la salud. De hecho, podría tener efectos positivos tanto en su salud inmunológica como en su bienestar emocional.
A pesar de ello, desde Lanier Pharma también se considera importante otros puntos para cuidar la salud de los más pequeños de la casa:
- Ante todo, que fluya la imaginación. No impidas la felicidad de tu hijo/a, sobrino/a o nieto/a se vea afectado si su superficie favorita es la arena, el césped o el suelo para jugar. El mejor aliado es la imaginación y seguro que allí se divierte creando miles de historias y dando manga ancha a su imaginación.
- Comer e hidratarse bien es un pilar fundamental. Como siempre, una buena alimentación rica en nutrientes y vitaminas para niños incluyen salmón, huevos, espinacas, frutos secos y yogur. Hidratarse también es esencial para para el funcionamiento adecuado de todas las células del cuerpo, así como para mantener las membranas mucosas húmedas y prevenir infecciones.
- Libertad con seguridad. Siempre hay que asegurar que el entorno sea seguro y no haya riesgos presentes como superficies peligrosas o elementos rotos o defectuosas que supongan un riesgo para ellos. Es importante establecer límites y enseñar medidas de seguridad en entornos desconocidos.
- Aprovechar la naturaleza. Jugar al aire libre implica conectar en el entorno natural y beneficiarse de todos sus aspectos positivos: desde absorber la vitamina D mediante la exposición al sol hasta potenciar el desarrollo motor, mejorando su coordinación, equilibrio y fortaleza muscular.
- Ensuciarse sin olvidar hábitos higiénicos. Crear espacios de ocio donde puedan jugar sin preocupaciones sobre mancharse o ensuciarse no implica descuidar la importancia de mantener una rutina de higiene, incluyendo baños regulares y lavado de manos.
Es esencial tener en cuenta la singularidad de cada niño, ya que cada uno posee sus propias características y requisitos específicos. Por lo tanto, es imprescindible seguir las indicaciones proporcionadas por los pediatras, quienes cuentan con el conocimiento necesario para promover una óptima salud y desarrollo en la infancia.
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