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Varios países de Europa central, con Hungría al frente, se han desmarcado del plan común de vacunación de la UE. Dejan atrás la cartera de vacunas negociada por la Comisión Europea y están apostando por los antídotos desarrollados en Rusia y China.
Varios Estados miembros han decidido actuar por su cuenta
La unidad de los 27 socios de la UE se ve amenazada por la fatiga tras 12 meses de pandemia y el descalabro económico con los cálculos políticos y electorales de cada Gobierno.
Austria y Dinamarca también preparan una alianza con Israel para desarrollar su propia capacidad nacional de producción y reducir la dependencia de las fábricas europeas.
“Tenemos que prepararnos para más mutaciones y no debemos seguir dependiendo exclusivamente de la UE para la producción de las vacunas de segunda generación”, ha justificado el jefe del Gobierno austriaco, Sebastian Kurz.
"La EMA es demasiado lenta en su aprobación y hay cuellos de botella en el suministro por parte de las empresas farmacéuticas". Es difícil ser más rotundo de lo que lo ha sido este martes el canciller austriaco.
Francia y el Benelux rechazan de entrada la creación de un pasaporte sanitario aun antes de que Bruselas haga oficial su propuesta.
La Comisión Europea ha asegurado que está dispuesta “a aprender de la experiencia de otros países”
Además, escuchará las lecciones que puedan extraer Austria y Dinamarca de la exitosa campaña de Israel, que ha inyectado la primera dosis de la vacuna de Pfizer a más de la mitad de sus nueve millones de habitantes, y a cerca de 3,4 millones con las dos.
Pero muchos países han anunciado una presunta falta de dosis en el plan común de vacunación de la UE. Por ejemplo, Eslovaquia, uno de los países con la tasa de mortalidad por Covid-19 más alta del mundo en estos momentos, pedía la semana pasada que se le diese prioridad en la distribución de vacunas, una petición que no ha tenido respuesta conocida. El país ha optado por comprar dos millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V, utilizable solo a escala nacional porque sus fabricantes no han solicitado todavía la autorización de la Agencia Europea del Medicamento. El diario EL PAÍS apunta que el presidente de Polonia, Andrej Duda, también ha tanteado con el presidente chino, Xi Jinping, la posibilidad de adquirir la vacuna de ese país (Sinopharm), que tampoco ha solicitado la autorización europea.
Es necesario que los Gobiernos impulsen drásticamente la producción de vacunas
La multiplicación de planes divergentes pone en peligro la coordinación europea labrada con sumo cuidado durante 2020. Ese plan común de vacunación de la UE logró el éxito de un fondo de recuperación sin precedentes y la puesta en marcha sincronizada de unas campañas de vacunación con el objetivo de inmunizar al 70 % de la población adulta antes de final de verano. De momento, Bruselas ha autorizado las inyecciones de Pfizer, Moderna y AstraZeneca y se espera para este mes la de Johnson & Johnson, de una sola dosis.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, intenta mantener ese espíritu de colaboración en 2021. Y este mismo lunes anunciaba la presentación de un certificado de vacunación, bautizado como “pase digital verde”, que facilite los viajes transfronterizos y salve la campaña turística de verano.
Este escenario se da solo días después de que el Ejecutivo comunitario haya firmado un nuevo contrato con Moderna para la compra de 300 millones de dosis más, la mitad para este año y la otra mitad para 2022. Asimismo, se dio otro acuerdo con Pfizer para sumar 200 millones más de su vacuna (con otros 100 millones opcionales). Estas se enviarán en la segunda mitad de 2021.
Pfizer y Moderna fueron las dos primeras vacunas aprobadas del plan común de vacunación de la UE
Y ya se están suministrando sin sobresaltos en la población europea. Si se suman todas las nuevas dosis, el total sube hasta los 2.800 millones de dosis.
A lo largo de estos meses se han dado numerosos retrasos en las entregas, pero lo que ha encendido las alarmas ha sido la situación con AstraZeneca. Primero redujo las entregas de principios de año y hace poco anunció que entregará 90 millones de dosis a la UE entre abril y junio. Había firmado 180 para ese segundo periodo.
Esa polémica ha llevado a la Comisión a implantar un sistema para bloquear la exportación de vacunas fuera de la Unión si no se cumple antes con lo firmado a nivel comunitario.
El lento ritmo de vacunación también pone en duda la introducción de un certificado europeo para facilitar la movilidad de un país a otro, una exigencia de los países más dependientes del turismo como España, Grecia, Chipre o Malta.
Los vientos de la pandemia soplan más bien en dirección contraria. Y casi cada día, alguna capital se desmarca del plan común de vacunación de la UE propuesto por Bruselas.
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