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En el mercado de Wuhan cientos de compradores abarrotan las calles entre empujones para comprar verduras y pescado fresco. Casi un año después de que la ciudad reportara los primeros casos mundiales de COVID-19 e incluso cuando varios países permanecen en plena pandemia, la vida en Wuhan ha vuelto en gran medida a la normalidad.
Quedan pocos indicios del papel inicial de Wuhan en la pandemia de coronavirus
China alertó por primera vez a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre 27 casos de "neumonía viral" en Wuhan el 31 de diciembre.
Actualmente, Wuhan no ha registrado un nuevo caso transmitido localmente en varios meses y ahora es indistinguible de otras ciudades chinas con calles comerciales llenas de gente, atascos de tráfico y grandes concentraciones en parques locales.
El uso de mascarillas en Wuhan no es obligatorio, pero la mayoría de las personas la utilizan
Cuando se cumple un año de que los primeros casos empezaran a llegar a los hospitales, el coronavirus parece ya solo un mal sueño en el foco original de la pandemia, donde se contagiaron más de 50.000 habitantes y murieron 3.869 personas. El confinamiento que encerró a sus residentes durante 76 días, hasta que se levantó el 8 de abril, ha quedado muy atrás.
Según EL PAÍS, “Wuhan es ahora la ciudad más segura del mundo” es la frase en boca de sus habitantes, repetida una y otra vez con la fe del recién converso.
Restaurantes y bares, sin limitaciones de aforo ninguno, están llenos de gente. Sus museos y lugares turísticos siempre tienen público, en gran parte gracias a una política de entradas gratuitas previa reserva, para evitar aglomeraciones. Los atascos han vuelto a sus carreteras y la estación central de tren, vacía hasta abril, está repleta de viajeros. Relucen las tiendas en áreas comerciales como la calle Han.
La ciudad no reporta ningún caso de Covid-19 desde mayo
El Gobierno de Wuhan sometió a toda su población a pruebas de coronavirus en el mes de mayo, entonces dieron negativo. Las vallas azules y amarillas que durante meses prohibieron salir a los vecinos en sus bloques han desaparecido. El escaneo de las aplicaciones de rastreo es casi anecdótico y los controles de temperatura son mucho menos frecuentes que hace unos meses.
Como recuerdo y parte de la Historia quedan todos los triunfos de la ciudad china: los hospitales construidos en tiempo récord, los 42.000 sanitarios llegados de otras provincias para prestar ayuda, los médicos militares, los miles de voluntarios que garantizaron el abastecimiento de cada vivienda durante los meses de encierro...
Pero las cicatrices que ha dejado la pandemia siguen ahí, como las lápidas en Biandanshan o las económicas. Quienes las padecen son, sobre todo, los más desfavorecidos. Los migrantes llegados de zonas rurales. La reapertura no llegó a tiempo para muchos restaurantes y pequeños comercios.
Pero, sobre todo, están las cicatrices de antiguos pacientes con secuelas, de mayor fatiga, dificultades para moverse y respirar.
El Gobierno chino siempre rechazó que se identificara a Wuhan como el origen de la pandemia
En los últimos tres meses ha planteado cada vez con más insistencia la teoría de que el virus ya existía en el extranjero —en Europa o la India— antes de llegar a esta ciudad. Una misión internacional de la OMS para investigar el origen del virus prevé viajar allí para visitar, entre otros lugares, el mercado de Huanan, aunque Pekín no ha dado aún luz verde a una fecha para hacerlo.
China afirma haber encontrado restos de virus en los envoltorios de alimentos congelados importados, e insiste en el riesgo de que esos productos puedan esparcir la enfermedad. Sus aduanas han multiplicado las inspecciones. Esta es una teoría que muchos en Wuhan creen a pies juntillas. Otros son más escépticos. Esclarecer el origen de la pandemia, según advierten los propios expertos de la OMS, puede ser una labor de años.
Mientras tanto, documentos secretos filtrados a la CNN destapan las diferencias entre las cifras públicas y las internas, así como otros errores en la gestión inicial de la epidemia
Filtrados a la CNN por fuentes del sistema sanitario chino que requieren permanecer en el anonimato por seguridad, estos «Papeles de Wuhan» son 117 páginas de documentos secretos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la provincia de Hubei.
Según informa el canal de televisión por cable estadounidense, que asegura haber verificado los documentos con seis expertos independientes, abarcan desde octubre del año pasado hasta abril y ofrecen una visión interna de la epidemia que difiere de lo que se anunciaba al público.
Por ejemplo, los papeles recogen que las autoridades chinas informaron el 10 de febrero de 2.478 nuevos casos confirmados cuando, según un informe marcado como «interno y confidencial», el número real ascendía a 5.918, divididos en varias categorías. Juntos a 2.345 «casos confirmados», figuraban 1.772 «casos por diagnóstico clínico» y 1.796 «casos sospechosos». Hasta entonces, solo se consideraban "casos confirmados los diagnosticados por la prueba del ácido nucleico (PCR). Pero, como no había para todos los pacientes y muchos enfermos murieron las primeras semanas sin que se les hicieran, los detectados mediante rayos X o escáner pulmonar se calificaban como «diagnósticos clínicos» y los que tenían contacto con enfermos o algún síntoma leve como «sospechosos».
Hasta el 14 de febrero no se incluyeron los casos diagnosticados clínicamente entre los confirmados, lo que hizo aflorar diez veces más enfermos que el día anterior y dobló la cifra de fallecidos. Poco después, las autoridades volvieron a cambiar el criterio para que las cifras no se dispararan tanto. Por ejemplo, y al contrario que en otros países, los asintomáticos no cuentan como casos confirmados.
Más «engañosas» aún fueron las cifras de fallecidos en Wuhan
Que se sospechan mayores de lo reconocido oficialmente. Tal y como recogen los documentos internos, ese mismo 10 de febrero murieron seis sanitarios, pero no se informó públicamente por ser un tema muy sensible. Solo tres días antes había perecido el doctor Li Wenliang, el oftalmólogo que avisó de la enfermedad y fue reprendido por la Policía, y la rabia desatada en internet había desbordado a la censura.
Una semana después, el 17 de febrero, la provincia de Hubei publicaba que había 93 muertes ese día cuando, en realidad, en los documentos internos constaban 196. El 7 de marzo, el balance total de fallecidos ascendía oficialmente a 2.986 en Hubei, pero las cifras reales secretas alcanzaban los 3.456. De ellos, 2.675 eran muertos a quienes se les había hecho la prueba PCR, 647 «diagnosticados clínicamente» con rayos X o tomografía y 126 «sospechosos» de padecer el coronavirus.
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