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El pastoreo es una actividad humana fundamental que sostiene a cientos de millones de personas, pero su incremento amenaza los pastizales más áridos del planeta.
Se trata de una actividad particularmente importante en las zonas áridas, que cubren más de un 40 % de la superficie de la Tierra, y son el hogar tanto de uno de cada tres personas que la habitan como de la mitad de todo el ganado que existe en el planeta.
Pese a la importancia de esta actividad para las personas y los ecosistemas, hasta la fecha ningún estudio había caracterizado sus impactos en la provisión de servicios ecosistémicos a escala global utilizando datos in situ.
Así es el impacto del pastoreo en las zonas áridas
Para lograrlo, investigadores del Laboratorio de Ecología de Zonas Áridas y Cambio global de la Universidad de Alicante (UA), dirigidos por Fernando T. Maestre, han sumado fuerzas con un equipo internacional de más de un centenar de colaboradores para estudiar 326 ecosistemas áridos ubicados en 25 países de seis continentes.
“Usando protocolos estandarizados, hemos evaluado cómo el aumento de la presión de pastoreo afecta a la capacidad de los pastizales áridos de suministrar servicios ecosistémicos fundamentales para las personas, como el mantenimiento de la fertilidad del suelo, la regulación del clima o la producción de forraje y madera”, indica Maestre, que dirige el Laboratorio de Ecología de Zonas Áridas y Cambio Global de la Universidad de Alicante.
Maestre añade al respecto que “esto nos ha permitido caracterizar cómo los impactos de dicho aumento dependen del clima, el suelo y la biodiversidad local y obtener información adicional sobre el papel de la biodiversidad en la provisión de estos servicios”.
Los investigadores han comprobado que las relaciones entre el clima, las condiciones del suelo, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos medidos varían según la presión de pastoreo.
“Las reservas de carbono en el suelo disminuyeron y la erosión del suelo aumentó a medida que el clima se volvió más cálido bajo una alta presión de pastoreo, algo que no se observó cuando disminuyó la presión. Estos resultados sugieren que la respuesta de las zonas áridas al cambio climático en curso puede depender de cómo las gestionemos localmente”, indica Nicolas Gross, del Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente (INRA, Francia) y coautor del estudio.
Manuel Delgado-Baquerizo, jefe del Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC), recalca que “los impactos del aumento de la presión del pastoreo pasaron de ser mayormente positivos en las zonas más frías con una mayor riqueza de especies de plantas a negativos en los lugares más cálidos, con una menor diversidad de plantas y una mayor estacionalidad de las precipitaciones”.
Hay que tener en cuenta las condiciones locales para manejar el ganado doméstico
“No existe una única respuesta al pastoreo en las zonas áridas. Cualquier efecto, particularmente el sobrepastoreo, variará en todo el mundo, por lo que es importante tener en cuenta las condiciones locales a la hora de manejar el ganado doméstico y los herbívoros salvajes”, apunta David Eldridge desde la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y coautor del estudio.
Los autores también han observado que la diversidad de plantas vasculares y herbívoros se relaciona positivamente con la provisión de servicios ecosistémicos como el almacenamiento de carbono, que juega un papel fundamental en la regulación del clima.
“Nuestros resultados destacan claramente la importancia de preservar la biodiversidad de las zonas áridas del mundo en su totalidad no solo para conservar su capacidad de brindar servicios esenciales para las personas, sino también para mitigar el cambio climático”, señala Yoann Pinguet, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS).
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