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¿Qué sucede cuando una persona, de repente, se desmaya y pierde el conocimiento estando a nuestro lado? ¿Cómo debemos actuar en estas situaciones?
La doctora Victoria Fernández Menéndez, miembro del Grupo de Trabajo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), para obtener respuestas y recomendaciones.
La evaluación de la pérdida de conocimiento
En primer lugar, es fundamental considerar el tipo de actividad que la persona estaba realizando en el momento del incidente, así como el entorno en el que se encontraba antes de perder el conocimiento.
Estos desmayos pueden variar desde arritmias malignas, que requieren una intervención rápida debido a su potencial riesgo mortal, hasta lo que se conoce como un ‘síncope vasovagal’. Este último es mucho más frecuente y generalmente se puede resolver simplemente acostando a la persona y elevando sus piernas para que recupere la conciencia, explica esta experta.
Los factores de riesgo
Desde una arritmia o un infarto hasta una mala adaptación a temperaturas elevadas, la falta de hidratación o un cuadro de estrés, todos estos factores pueden causar desmayos repentinos, según explica esta experta de la SEMG.
También se hace especial mención del paciente diabético, quien puede experimentar una disminución en su glucemia (nivel de azúcar en sangre), lo que podría provocar un desmayo. Aunque, por lo general, esta pérdida es gradual y no súbita.
En cuanto a la duración de la pérdida de conciencia, la doctora Fernández Menéndez aclara que, aunque no se puede generalizar, cuando la causa es benigna, estos episodios suelen durar solo unos segundos o unos pocos minutos, y la recuperación suele ser completa.
La urgencia médica en casos de déficit neurológico
“Si la recuperación no es total y persiste algún déficit neurológico, como una reducción en la movilidad de alguna parte del cuerpo, o un dolor significativo y debilitante, estas situaciones requieren consulta urgente. También se debe buscar atención médica si la pérdida de conocimiento continúa”, enfatiza.
Esta especialista destaca que las pérdidas de conocimiento son más comunes en personas mayores, especialmente en ancianos que sufren síncopes vasovagales por exposición a ambientes calurosos, debido a la pérdida del reflejo de la sed. El uso de ciertos medicamentos puede agravar estos episodios.
El seguimiento de los desmayos
Sobre el seguimiento de estos desmayos, la doctora señala que depende del criterio médico, considerando el tipo de síncope y su contexto. "No es lo mismo una pérdida de conocimiento súbita tras un ejercicio intenso, con convulsiones, o una pérdida breve precedida de sudoración con recuperación completa," aclara.
La doctora Victoria Fernández Menéndez, del Grupo de Trabajo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, destaca la importancia de saber actuar ante un desmayo, siguiendo la cadena de supervivencia de la European Resuscitation Council (ERC).
Si el paciente pierde el conocimiento y no responde, primero debemos verificar si respira. Para ello, realizamos la maniobra frente-mentón para observar el tórax, sentir la respiración en la mejilla y escucharla. Si respira, colocamos al paciente en posición lateral de seguridad y llamamos al 112. Si no respira, iniciamos la reanimación cardiopulmonar con 30 compresiones torácicas y 2 respiraciones de rescate, y usamos el desfibrilador externo automático (DEA) al llegar, siguiendo sus instrucciones.
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