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La demanda de Naciones Unidas para frenar el cambio climático en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible es también tarea de todos. El alto consumo en Navidades obliga a tomar conciencia por el medio ambiente. Además de las copiosas comidas y cenas, es época de hacer regalos. Elegir uno sostenible es tan importante como evitar el desperdicio alimentario. Y también lo es reciclar todo aquello que queramos desechar.
Estas recomendaciones ayudan a continuar reciclando en Navidad y a disfrutar de unas fiestas respetuosas con el planeta.
¿Dónde reciclar la decoración que no queremos?
Llenar la casa de luces, bolas navideñas y cotillón es algo hermoso y acogedor. No obstante, si de repente algún cable deja de funcionar o se rompe un adorno del árbol navideño, hay que pensar qué hacer con esos restos. El cubo de vidrio solo admite botellas, botes, tarros y frascos, pero no artilugios de materiales dudosos como una bola de cristal. Lo mejor es reunir todo resto contaminante y llevarlo a un punto limpio. Lo mismo sucede con esos artefactos que estallan y llenan todo de confeti. Si echan papel, al cubo azul. Si despiden plástico, al amarillo. Y si va todo junto, igual no conviene volverlo a comprar.
Con las flores como las de pascua la tarea es más fácil, pues se deben tirar al cubo orgánico, dada su facilidad para descomponerse. Respecto a los árboles de Navidad como los abetos, si son naturales, Ecoembes indica que en algunas comunidades autónomas crean espacios de recogida para poder plantarlos nuevamente después. No se pueden replantar a la ligera, pues por ejemplo en los espacios naturales de la Comunidad de Madrid está prohibido hacerlo al no ser una especie autóctona de la zona.
Lo ideal es consultar al ayuntamiento si se pueden replantar (y si es así, dónde hacerlo) o si existe algún punto de desechos vegetales con el fin de que puedan ser convertidos en astillas y madera útiles para combustibles de chimenea o leña. Si son de plástico, pueden durar muchos años. En el caso de querer tirarlos, han de llevarse a un punto limpio.
Cabe recordar que las luces LED son más sostenibles y permiten un mayor ahorro energético, pero no se deben reciclar en el cubo verde, sino en un punto limpio.
La comida no se desperdicia
En España se tiran al año unas 8 millones de toneladas de comida, que cabrían en un total de 19 transatlánticos como el Titanic. Adquirir productos de forma razonable evitará acabar tirando lo que no se coma. Conviene adquirir lo que sabemos que se va a consumir. Una vez usados, los envases de plástico, el papel de aluminio y latas de bebida han de ir al cubo amarillo. Hay muchos bancos de alimentos que recogen comida si ya no la queremos, siempre que esté en buenas condiciones.
Brindar termina en el cubo verde
El vidrio es de los materiales más amigables con el medio ambiente, pues prácticamente el 100 % es reciclable una vez se tira al cubo verde. Reciclar el vidrio de botellas de vino, champán o sidra reducirá la extracción de materiales y la emisión de gases a la atmósfera. Recientemente, el Real Betis Balompié lanzó un reto a su afición de Sevilla para batir el record de reciclaje en una hora. No consiguieron superar el que logró Guadalajara, pero dieron una muestra de respeto por el medio ambiente ante una práctica que hay que hacer en Navidad y a lo largo de todo el año.
Algunos juguetes, bonitos por fuera, contaminantes por dentro
Si bien hay muchas opciones de juguetes sostenibles, como por ejemplo que estén hechos completamente de madera ecológica, muchos de ellos funcionan a pilas. El cableado y las baterías de litio tienen el peligro de acabar en lugares dañinos para el planeta y la biosfera, como vertederos o incluso en el fondo del mar. Por eso, conviene tener presente qué juguete adquirir y, si es eléctrico, reciclarlo en un punto limpio cuando se estropee. Lo mismo sucede con los residuos de dispositivos electrónicos como tablets y teléfonos móviles, llamados RAEE. Solo este año el peso total de los que se rechacen será superior al de la Muralla China.
Igual de importante es tener en cuenta su durabilidad, y si es posible donar o regalar un juguete si aún funciona para extender su vida útil. Con el papel de regalo y las cajas de cartón la tarea es más sencilla, pues solo hay que tirarlos al cubo de papel, habitualmente de color blanco o azul.
Mascarillas, geles y tests de antígenos, daños colaterales del Covid
Algún día alguien realizará un informe sobre cuántas mascarillas han acabado en basureros o en los océanos y nos llevaremos las manos a la cabeza. Las restricciones y el cuidado de la salud obligan a ponérselas, por lo que solo queda reciclar todas ellas al cubo de restos (en Madrid, por ejemplo, es aquel cuya tapa de color naranja) y cruzar dedos sobre su posterior fortuna. Los tests de antígenos y botellas de geles, al ser de plástico, han de ir a parar al cubo amarillo.
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