Recursos hídricos imperceptibles que juegan también un papel fundamental

Los términos precipitaciones ocultas o lluvias horizontales son recursos hídricos que no se notan, es decir aquellas cantidades de agua que caen en un lugar pero que no se pueden determinar como precipitaciones.

Estas cantidades de agua que no han precipitado ni en forma de lluvia, nieve o granizo, son como ficticias, pero su origen está en la niebla.

Es la densidad y persistencia de la misma la que causa esa cantidad gotitas en la boca del pluviómetro, el medidor de las precipitaciones, y de esta forma, esas gotas que escurren, contabilizando como precipitaciones y considerándose recursos hídricos imperceptibles.

Recursos hídricos imperceptibles surgen de nieblas y reciben nombres muy peculiares

En algunas ocasiones, las nieblas de las que surgen dichos recursos hídricos son tan densas que se consiguen acumular varias décimas de milímetros de agua en el pluviómetro.

Este tipo de nieblas se pueden conocer popularmente como, Xtirrimirri, lloronas, meonas, chorreras, aguachirri... dependiendo de la zona geográfica, sus habitantes las conocen por un nombre u otro.

Cabe destacar que en aquellos lugares en los que son frecuentes, estos recursos hídricos imperceptibles suponen un extra muy agradecido.

Ahora bien, si nos fijamos en la lluvia horizontal, es destacable como este tipo de precipitación llega a aglutinar mucha más cantidad que la precipitación clásica que procede de una nube.

El nombre técnico es criptoprecipitación, también conocida como lluvia oculta, pues se escapa al registro que proporcionan las redes pluviométricas convencionales.

Este tipo de recurso hídrico aporta agua al suelo y a la vegetación por la combinación de dos mecanismos:

• Incidencia del estrato nuboso: que se nutre del viento constante, sobre un terreno expuesto a él.
• La acción de la gravedad: que hace que las microgotas que caen de esa nube se agrupe y se vayan distribuyendo por toda la cubierta vegetal, de arriba a abajo, llegando al suelo, empapándolo, filtrándose el agua y aportando una gran cantidad de agua subterránea.

Canarias, por ejemplo, y otros lugares del ámbito subtropical en los que predominan los vientos alisios tienen bosques de bruma o niebla, donde las lluvias horizontales tienen un gran presencia.

Los bosques de niebla son frondosos y muy húmedos y se sitúan en áreas de montaña del ámbito tropical y subtropical, donde habitualmente hay niebla o neblina. Su exuberante vegetación parece humear, debido a la presencia casi permanente de nubes de aspecto desgarrado, llamadas silvagenitus.

La colocación en lugares estratégicos de pantallas atrapanieblas permite recoger cantidades del orden de los 100 mm/día. Varios de estos dispositivos pueden abastecer de agua dulce a pequeñas comunidades, compensando así la falta de agua procedente de la lluvia, que es escasa e irregular en algunos de esos lugares donde instalan esos captadores de nieblas.

En algunos lugares óptimos la lluvia horizontal llega a ser hasta tres veces superior a la convencional, según han podido constatar algunos estudios.

Este tipo de precipitaciones favorece las reservas de agua

Pero cabe destacar que estos recursos hídricos de precipitaciones imperceptibles consiguen que se garantice el consumo de agua para el consumo cuando llegan malas perspectivas.

Esto sirve de mucho, como en caso de Canarias, donde las proyecciones climáticas dicen que se irá dando una disminución de las precipitaciones, extensible a toda la región mediterránea.

Es por ello que las precipitaciones imperceptibles, según estudios recientes, ayudarían mucho a poder intentar paliar los efectos de la falta de lluvias.

Estos recursos hídricos sirven como un refuerzo, pero la escasez de agua es un problema que esta afectando cada vez de manera mucho más notoriamente a todos los lugares del mundo, causando graves problemas para el desarrollo de las sociedades y de los ecosistemas naturales.